"Ando borracho, de Quinto Camacho,
dile a tu mama, que yo tengo cachos".
(Juego y canto infantil de los niños de "Aquel Cruz Grande").
Antes de la construcción de la carretera Acapulco- Pinotepa Nacional, Oax en los años 50, la comunicación de "Aquel Cruz Grande" y de la Costa Chica en general, con Mexico, Acapulco, Chilpancingo y otras poblaciones, era vía aérea, estamos hablando de mediados de los años 30. Las avionetas (cesna), transportaban lo mismo a personas, que animales y productos agrícolas, etc.
"Cerro de Camacho".
Por mucho tiempo fue inspirador de leyendas locales.
De niño lo veíamos imponente y su mar de verdura daba vida al paisaje de "Aquel Cruz Grande". "Camacho" era para nosotros un misterio que queríamos descubrir.
De "Camacho" se hablaba y se decia de un supuesto "encanto" y de un manantial qué existía en la cúspide del mismo.
Se contaban historias de supuestos tesoros en la cima del "Cerro de Camacho". Los mayores aseguraban que por la noche, en las rocas que se divisaban en su pico, se producian fuegos fatuos, señal inequivoca que ahi, habia metal aureo.
Era impensable en aquellos tiempos, tratar de subir a conquistar el montículo al que saludábamos por la mañana y despedíamos por la tarde, viendo caer la noche jugando "la rueda de San Miguel".
En el verano, llegábamos a sus faldas en busca de cera o "zazanil" (una frutilla qué servía para pegar el "papel de china" para elaborar papalotes), pero nunca intentábamos ir más allá para ascender al cenit.
Al paso del tiempo, en los albores de la década de los 70, cuando como alumno de la escuela técnica agropecuaria, exploramos de cerca a "Camacho", conquistando su cúspide; nos desencantó descubrir que nada de lo que imaginamos había al interior de aquel gigante de nuestra infancia.
Pero regresando a los años 50, la pista del aterrizaje en "Playa Larga", vivia una actividad cotidiana de llegadas y despegues de las avionetas. De los tres o cuatro pilotos aviadores que visitaban "Aquel Cruz Grande", se destacaba uno en particular. La pista de aterrizaje, estaba trazada de sur a norte y terminaba hacia el cerro. Se dice que todos los pilotos entraban por el lado oculto de la elevación, para regresar y planear el aterrizaje. El piloto Camacho, se distinguía por hacer una maniobra totalmente diferente: solía llegar a la pista de aterrizaje de "Aquel Cruz Grande", por la parte visible del cerro. Esta maniobra que lo distinguía de los otros aviadores, hacia que los pobladores advirtieran su llegada, lo que no sucedía tan claramente con los otras avionetas.
Cuando Camacho y su avioneta aparecían surcando el cielo cerca del cerro, la población entusiasmada comenzó a identificar al piloto diciendo: ¡Ahí viene Camacho, frente al cerro!
Fue de esa manera como Aquel Cruz Grande, empezó a llamar al Cerro " De Camacho".
Cheócrates.