"Aquel Cruz Grande" (D.R.) 2015.

IDEA,DISEÑO,IMÁGENES, TEXTOS Y REALIZACIÓN:
ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ.
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domingo, 12 de marzo de 2017

DEL PASITO DE "CANALES", Y LOS PANTALONES ACAMPANADOS...




En el año de 1972, caminabamos  como barriendo el piso con aquellas tremendas campanas de los pantalones setenteros.

Era lo más común llevar el peine de cola en la bolsa trasera del pantalón abikinado. La camisa sólo se fajaba en la parte delantera y por atrás debía lucir como cola de pato, otros; preferían metérsela completamente, lucían el talle del pantalón muy por abajo de la cintura; luciendo un cantinflesco trasero.

Al acudir con don Roberto Bobadilla+ uno de nuestros sastres favoritos, llevábamos la tela  favorita de aquella juventud, se llamaba terlenka y era gruesa, rígida, pesada y caliente, (pero era la moda). Él modisto, nos tomaba las medidas y especialmente nos preguntaba.
-¿Cuánto le damos de campana... cuarenta centímetros?
-¡No! ¡Mejor sesenta..! -Instruíamos-.

Las camisas estampadas chillantes con cuello de pirata y mangas también acampanadas al más puro estilo de Acapulco Tropical, los zapatos (blancos de preferencia) de plataforma; el pelo mientras más desaliñado mejor; (tal vez fue la época más triste para los peluqueros). Dos años después aparecieron las camisas tipo cazador, con sus cuatro bolsas al frente.

El pasito que hizo época.

Al inicio de aquellos años -1972-, con la llegada de los grupos tropicales, había que inventar un pasito que identificara al baile del momento con la juventud que la vivía. Así en unas vacaciones de verano llega a Aquel Cruz Grande nuestro paisano Canales, -no recuerdo su nombre real, pero todos los de nuestra época nos acordamos de él. Vivía junto a la escuela primaria "Josefa O. de Domínguez".

Canales acudió a una boda o fiesta y sacó bailar a su novia Mary. De inmediato Canales puso en práctica el pasito de moda que era la locura en el puerto, (y que acá en el pueblo todavía no se conocía). Ese pasito consistia en que el bailarín colocaba las muñecas a la altura del pecho al estilo de guardia boxística, moviendo los hombros como un corredor al compás de la música. El robotizado espectáculo dancístico provocó las encendidas y estentóreas carcajadas de todos.

Todos sus amigos se burlaron de Canales y su manera de bailar, al otro día y en la semana siguiente fue la comidilla de todos; su novia lo cortó y fue el burlete de aquella juventud que en pocas semanas curiosamente terminó adoptando aquel pasito de baile que Canales había importado del puerto a Aquel Cruz Grande.

Era curioso como todos colocábamos los puños a la altura del pecho y sacudiendo los hombros mostrándolos en uno-dos, disque bailábamos la cumbia playera; hasta la ex-novia de Canales disfrutaba la cumbia bailando el pasito de Canales...


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