Cámara de Diputados,
Cámara de Senadores,
Una llena de Tarados,
La otra llena de Traidores.
José de Molina.
I
"Los vi desde sus casas decir: están locos; son puros pendejos, ahí en ese movimiento, no hay gentes que valgan la pena, al gobierno no se le gana nunca".Si, éran los primeros perredistas y los caciques de Aquel Cruz Grande al verlos desfilar con garrotes y machetes tomar el ayuntamiento, les provocaban una mezcla de lástima y risa.
Con el triunfo de aquellos locos, esos mismos caciques de siempre, negaron a su alma mater, se pusieron el color del sol azteca y ahora ellos están otra vez; abarcando todo, disfrutando de lo que consiguieron aquellos de quiénes se burlaron.
Con el supuesto fraude electoral del candidato del PRI a la presidencia municipal, esa tarde en la casa de Alfonso Mejía -frente al asta bandera-, despues de escuchar el conteo final de los votos; los líderes del primer movimiento político importante de nuestro pueblo, instruyeron:
-¡Vamos a tomar el ayuntamiento, no vamos a permitir la imposición!, ¡Vamos a hacer que se respete la voluntad del pueblo! Inmediatamente hombres y mujeres salieron de aquella casa habilitada como sede del consejo electoral con rumbo al centro del pueblo.
De todas partes surgieron sillas, lonas, mesas, niscomes, etc. El pueblo se solidarizaba con el movimiento perredista. A las "instalaciones" del plantón llegaban kilos de arróz, azucar, café, frijol y maíz para que hubiera qué comer. Era un movimiento emanado del mismo pueblo y curiosamente los mismos tenderos de Aquel Cruz Grande fueron mecenas de los que iban a defender meses después a sangre y fuego, lo que consideraban un agandalle del gobierno de Ruíz Massieu.
II
César Abelardo Ramírez Ramos, -el candidato a la presidencia municipal que había perdido la contienda electoral según el gobierno-; Nico Pérez, Joaquiín Ignacio y Bruno, entre otros tomaban el micrófono para denunciar lo que consideraban un robo electoral. La música revolucionaria de José de Molina y de protesta, se escuchó en los siguientes meses a todas horas. La calle principal de Aquel Cruz Grande estaba bloqueda, eran los inicios de una lucha que se vistió de rojo por la pérdida de dos de los nuestros, pero que finalmente vio frutos que derivaron en conquistas democráticas al cimentar al PRD como un brazo político netamente popular.
28 de Septiembre de 1994. Calle de Lafragua, México D.F.
Pero las denuncias por los procesos electorales no eran exclusivas de nuestro pueblo, en otros municipios del estado como Zihuatanejo y Ometepec -por citar algunos-, también se encontraban tomadas las alcaldías. El gobernador del estado quería terminar con las protestas de los campesinos y clase trabajadora en general que ya estaba harta de lo mismo de siempre. Él planeaba desalojos al más puro estilo priista; quería emular a Díaz Ordáz y no se detuvo. Años despúes en la calle de Lafragua en pleno centro de la ciudad de México fue asesinado por su mismo partido, aquel que bautizó al PRD como "el partido de la sangre y la violencia".
III.
-¡No cometan ese error!- dijo a través del hilo telefónico la voz de Muñoz Ledo-, ¡No vayan, los van a matar, quieren otro 68!
El médico César asentía con la cabeza, daba la razón al viejo líder fundador del PRD.
-Yo considero que ir a ese bloqueo al aeropuerto no es prudente, nos pueden emboscar...
-¡No hay vuelta de hoja, médico, ya la guerra comenzó ahora se pierde o se gana!-dijo Bruno, el más radical de los líderes cruceños-. ¡Vamos a ir, debemos de hacerlo, que vean que estamos decididos!
Aquella arenga penetró en el ánimo de toda la base perredista, hombres y mujeres, gritaron vivas de aprobación.
A César no le quedó otra más que sumarse y preparar la Ichi Van para partir con rumbo al crucero de Cayaco, punto de reunión de los perredistas de la Costa Chica y la región centro.
Al llegar vio un buen número de perredistas de Ometepec, de Tixtla, etc, que con palos y machetes como armas de defensa pretendían contrarrestar a las fuerzas del estado.
-Esta bien, tienen derecho a protestar, sólo les pedimos que lo hagan con órden y no invadan todo el carril del boulevard de las naciones. Eso sí, por favor dejen los palos y machetes. No queremos que se ahuyente al trurismo. Eso da mala imágen al puerto. La voz de aquel comisionado del gobierno, parecía sincera, las negociaciones con los de la marcha perredista hacía el aeropuerto, se hacían ya en una cocina económica de la glorieta de Puerto Marquéz.
IV.
-¡Atención compañeros, por favor dejen palos y machetes, vamos a marchar al aeropuerto de manera pacífica, repito, dejen palos y machetes!
Un montón de leños y garrotes fueron apilados a la vera del camino bajo el ardiente sol de Acapulco, todas las delegaciones obedecieron la órden, todas, menos la cruceña; que -con un sexto sentido-, no soltaron sus armas rudimentarias y avanzaron entre la multitud de gente con rumbo al aeropuerto.
-¡No vayan, regresen, no vayan, es una emboscada, los están esperando!-Gritó un agente federal de caminos que pasó en una moto frente a los contigentes de perredistas-. Era tarde, los policias del puerto y las fuerzas estatales avanzaban arrojando piedras y palos a los de la marcha.
Tres uniformados cayeron heridos de muerte, perredistas tixtlecos no tuvieron otra más que accionar las armas que portaban, arrojaron a un matorral las pistolas y corrieron tratando de salir de aquella trampa.
V.
Petra , Putla y su mujer estaban golpeados por los proyectiles lanzados por la policía que llegó a donde estaban, y sin tomar en cuenta que eran personas mayores; los sigueron golpeando hasta llevarlos a una patrulla. Horas después, serían liberados clandestinamente del hospital donde se encontraban, por los mismos perredistas cruceños que se las ingeniaban para salirse con la suya.
La intuición no les había fallado, los palos y los machetes que no dejaron, sirvieron a los cruceños para salvar la vida o no salir golpeados.
-¡It´ is a Movie! (es una película) -gritaban los meseros y garroteros del restaurant del hotel Princess a los turistas americanos que corrían al ver a los sombrerudos saltar la barda e internarse en los jardines del campo de golf.
Al ver la sangre de los que querían refugiarse en el hotel, los turistas, alarmados contestaban.
-¡Is not a movie! ¡This is real! (no están filmando, esto es real).
VI.
-¡Sientense y coman compañeros!-Ordenó un lider perredista a los que lograron entrar a refugiarse al hotel, sin importarles que no eran clientes ni huespedes. Después de saciar la sed y el hambre, los perredistas caminaron por toda la playa con dirección al puerto.
El médico César quiso regresar a la glorieta por los que se habían quedado ahí después de la refriega, nunca pensó que ahí sería atrapado y conducido con Nico a los separos de la comandancia de policía. Los retrataron con armas y droga para como siempre engañar a la opinión pública.
*Con respeto para Bruno, un idealista y héroe del perredismo cruceño; que injustamente ha sido olvidado por todos.
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