"Aquel Cruz Grande" (D.R.) 2015.

IDEA,DISEÑO,IMÁGENES, TEXTOS Y REALIZACIÓN:
ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ.
*Queda prohibida cualquier reproducción total o parcial, del material escrito o gráfico, sin el consentimiento de su editor.
*Derechos Registrados (2015). protegidos a favor del autor.

lunes, 27 de noviembre de 2017

¡CHARLY SALADO, SE RETIRA!

Charly. Se retira .










En exclusiva les podemos adelantar que uno de los Terrones más célebres, no participará este año en los festejos del 19 de Diciembre. 
Charly Salado queda descartado para figurar en el cuadro principal por decisión propia ya que dice que actualmente por su edad le resulta más cómodo trabajar en los Halloweens  y en piñatas. Su lugar podría ser ocupado por Reveriano el copalteco único Terrón "extranjero", que participa este año.

sábado, 18 de noviembre de 2017

¡BOOOOMMBAA! ¿HALCONES SE QUEDA SIN MARGARITO?



Nuestros charcos informativos nos comentaron "en corto" que Halcones, (actual bicampeón del torneo de futbol más importante de la Costa Chica), corre peligro de quedarse sin su máxima estrella, el bombardero cruceño Margarito Glez Manzanarez, con miras a refrendar el campeonato.
Lo han visto llorando; llorando con ganas...buscando al que sustituya al bombardero.
Se dice que el secretario técnico de Halcones anda buscando en "compras de pánico" un central para cubrir al Mago Valedor. Mario Saldaña anda visoreando deseperadamente al sustituto del excementero y ex gallo de Querétaro. De confirmarse la noticia se da por descontado que los días del campeón Halcones están contados pues para nadie es un secreto que Margarito González les ha dado los dos últimos títulos a los de la colonia La Libertad. Ni remedio: ni cómo encontrarle sustituto.

Nuestra historia; nuestra gente…

Doña Tomasa Rizo Morales.

Una historia de sabor.

Doña Tomasa Rizo Morales. Muchos quisieramos también su receta para tener su salud.



Hay en la historia de Aquel Cruz Grande íconos que nunca morirán. La historia de nuestro pueblo se forjó con el esfuerzo de hombres y mujeres de trabajo y de lucha.
Muchos viejos recordamos en nuestra niñez los primeros sabores en la mesa de nuestra casa. Esos sabores inolvidables tienen sus autores. Uno de esos autores, de los más respetados y queridos es Doña Tomasa Rizo Morales.
Hija de Don Fidencio Morales Rizo; Doña Tomasa llegó a Aquel Cruz Grande procedente de Ayutla a los 12 años de la mano de sus abuelos Don Fidencio Rizo y  esposa, quiénes le enseñaron a elaborar la inigualable longaniza y carne enchilada cruceña.
A los 18 años deja la soltería para casarse con Don Flaviano Pavón quién antes –a la usanza de aquellos años- la raptó del patio de su casa, para llevarla a su domicilio. Con Don Flaviano procreó  11 hijos de los cuales sobreviven 10. A la muerte prematura de su esposo; Doña Tomasa no se quedó lamentando la pérdida de su compañero, siguió trabajando con más dedicación para sacar adelante a sus hijos. Ella fue de los primeros locatarios del legendario primer mercado municipal.
Con el devenir de los años, el tiempo ha trastocado todo el panorama de Aquel Cruz Grande. Han cambiado las casas, las calles, las gentes y muchas cosas, empero; el padre tiempo parece respetar la fisonomía y la estampa de Doña Tomasa. Ella sigue siendo la misma que yo conocí de niño y quién la conoce no me dejará mentir: parece que los años no le hacen mella en su fisonomía y apariencia física.
Hoy con 80 años a cuestas y con alguna convalecencia por caída, Doña Tomasa sigue trabajando y sus insuperables embutidos cruceños se siguen saboreando porque el cruceño auténtico, no permite en su mesa otros que no sean elaborados por Doña Tomasa.
El Blog…le rinde un reconocimiento sincero y respetuoso. 
Gracias Doña Tomasa Rizo por tantos momentos de sabor inolvidable y que siga viviendo muchos años más.
(Cheo Juárez).

miércoles, 15 de noviembre de 2017

ASÍ LLEGÓ A CRUZ GRANDE AGUSTÍN QUIÑONES.

La imagen que hoy identifica a nuestro pueblo. Hechura de Agustín Quiñones Cuevas.













Atrás habían quedado los días en que aceptó resignado y a regañadientes las ordenes de Rafael Bello Ruíz obispo de Acapulco.

Agustín Quiñonez salió de Ayutla sin querer abandonar la histórica ciudad. Las quejas y denuncias en su contra por parte de algunos grupos de la grey católica ayutleca, ya eran constantes. La mayoría de sus feligreses lo apoyaban y manifestaban a Bello Ruíz el cariño hacía el sacerdote mochiteco; no querían a otro que no fuera él.

Al obispo le costó trabajo tomar una decisión; empero, no quería que la parroquia de Ayutla de los libres se siguiera dividiendo y Agustín debía salir.
-Te vas a Cruz Grande, Dios requiere de tus servicios en esa parroquia que está sin sacerdote.-le dijo escuetamente Rafael Bello Ruíz a Agustín, que ya no pudo prolongar más con súplicas su estadía en Ayutla. Era difícil aceptar dejar los años de trabajo y de servicio de una parroquia que consideraba suya y cuyas comunidades en las montañas recorría en su viejo Jeep.

Así, una tarde de Junio de 1986, llegó acompañado de una comitiva de feligreses ayutlecos tristes, que lo vinieron a despedir hasta el mismo curato de su nueva parroquia.
La comunidad católica de Aquel Cruz Grande, le brindó una cálida recepción; sonaron las guitarras y las chilenas en el corredor, bajó la enredadera que vio los mejores días de Víctor Fuentes Landa. Hubo mole de Guajolote y chilate para recibir entusiasta a un "cura que es alegre y le gusta cantar".

"Quiero que termines el templo que siempre quiso construir Víctor Fuentes. Ve a Cruz Grande y trabaja como sabes hacerlo".-fueron las ordenes del obispo.

Pronto, Agustín venció la nostalgia que le provocaba el haber dejado la apacible Ayutla de aquellos años. Había mucho por hacer y con la fuerza y el dinamismo que el cura tenía, en un santiamén se encontró totalmente adaptado a su nueva parroquia. Los cruceños también se contagiaron de la alegría de Agustín, la parroquia tenía nueva vida.

Con el padre Quiñonez los servicios religiosos ya eran otra vez "normales". De algún modo -su antecesor-, Ramón Celis provocaba cierta resistencia a que la gente quisiera ir a escuchar misa. Aquel robusto y pulcro sacerdote de piel blanca, irradiaba un carácter y un verbo sin pelos en la lengua. Lo mismo hablaba duramente en los sermones criticando y haciendo ver a los fieles sus vidas licenciosas u ostentosas; que regañaba a quiénes sólo asistían a las misas de los difuntos "ricos". Pero lo que más enfadaba secretamente a los parroquianos era el excesivo tiempo que duraban las misas de casi dos horas.

Rápidamente Agustín se echó a cuestas la tarea de terminar el templo de "la loma".
Víctor Fuentes en casi treinta años sólo había dejado su idea: quería una réplica de la nueva basílica de Guadalupe en la ciudad de México. Lo único que se encontró Agustín en aquella loma, eran las doce columnas y nada más. Sin hacer mucho ruido y poniendo el ejemplo, se puso su sombrero de palma y con una carretilla comenzó a acarrear tabiques y graba hacía lo que sería su máxima obra. Parecía uno más de los albañiles. Todos los días supervisaba personalmente los trabajos y ascendía sin temor, amarrado por la cintura con una soga, los arcos listos para ser colados. Los mismos trabajadores y el pueblo admiraban al señor cura. La fuerza y vitalidad que proyectaba eran maravillosamente  proporcionales a la potente voz de tenor con que celebraba los cantos de la santa misa.

En poco tiempo, la magna construcción iba tomando forma, pero aún faltaba mucho: había que colar la gran bóveda y Quiñonez lo hizo. Aquel sueño que Víctor Fuentes tuvo; Agustín lo realizó ante los ojos incrédulos del pueblo. La fuerza física y mental del mochiteco, no quedó solamente en la construcción del templo que ahora es ícono de nuestro pueblo; además de trabajar incansablemente en los servicios religiosos del pueblo y sus comunidades; Quiñonez empezó a construir un rodeo que servía para los eventos donde se recababan los recursos a beneficio de la parroquia. Su gestión fue notable y de los gobernadores Aguirre y Juárez Cisneros recibió ayuda importante. Agustín Quiñones sabía como obtener mano de obra y recursos. El 48 batallón de infantería le ayudó de manera importante a terminar el templo de la Santa Cruz.

Si, ya estaban lejos aquellos días de fuerza y de vitalidad. Agustín empezó a olvidar sus actividades involuntariamente. Su maravillosa voz estaba intacta, era lo único que quedaba, el único vestigio de aquella envidiable capacidad y fortaleza física y mental. Todavía resonaba el templo con el "Alza tu frente pueblo cristiano/porqué desmayas ante la cruz...", pero al momento de leer la epístola su voz se escuchaba cansada,en el tedeum también dejaba notar que los años ya estaban pesando en la vida de Agustín. Un hecho menguó su animo: la diócesis le quitaba la autoridad de su parroquia.

Aquella tarde, sentado en la orilla de su cama, sintió hambre y recordó con nostalgia la primera vez  que ahí mismo en ese lugar, los cruceños lo recibieron con chilenas, mole de guajolote y chilate. Ahora ya estaba solo, nadie se acordaba de él.

Vio caminar a un enorme alacrán negro por la cabecera de su cama, no tuvo el ánimo para levantarse a matarlo: ya estaba acostumbrado hasta de sus peligrosos piquetes. Si, estaba solo, ya nadie se acordaba de él. Sin embargo no necesitaba más que seguir viviendo en aquel viejo curato y su deseo era morir bajo el techo que vio los últimos días de otro talentoso clérigo como lo fue Emilio Vázquez Jiménez . Quería ser sepultado bajo el nicho del santo niño . No pudo cumplir ese deseo.

La familia del padre Quiñonez finalmente se enteró de su estado y vino por él desde Mochitlán, para llevarlo a la tierra que o vio nacer. Tal vez allá recuperaría su salud tan deteriorada; era difícil, el pronóstico no era alentador.

Pasaron las semanas y sorprendentemente Agustín, bajo los cuidados de sus seres queridos se repuso momentáneamente y prolongó por más tiempo su vida. En su tierra volvió a celebrar misa y a cantar otra vez el tedeum. Una cosa le atormentó su alma cruceña: quería volver a su parroquia. Finalmente pudo hacerlo;hoy regresó, vino a despedirse de nosotros. Gracias Padre Agustín. Descanse en paz.








martes, 14 de noviembre de 2017

¡ADIOS AGUSTÍN QUIÑONEZ!


Llegó a la parroquia de La Santa Cruz a mediados de los años 80´s, con la encomienda de terminar la construcción del templo de "La Loma".

Lo vimos cumplir a cabalidad con esa misión que le dio el obispo Rafael Bello Ruíz, desprendiéndose de sotana y casulla. Quiñonez -como le dice cariñosamente su grey-, era uno más de los trabajadores de la magna obra y lo mismo se le veía acarreándo arena y tabiques en una carretilla; que supervisando personalmente el colado de los "arcos- traves", escalando temerariamente las alturas de lo que sería el techo del templo actual junto al "maestro" -primer oficial-, de la construcción. A sus 59 años gozaba de una excelente salud y condición física.

Gracias a su trabajo y dedicación, en poco tiempo el pueblo de Cruz Grande vio cristalizado el sueño de Víctor Fuentes Landa + -quien precedió a Agustín en su cargo-, de edificar en la "Loma" un gran templo católico. En los trabajos de esta obra participaron también en el acarreo de material elementos del 48 batallón de infantería, pues el padre Agustín hizo "buenas migas", con el entonces comandante y coronel diplomado de estado mayor presidencial, Rigoberto Castllejos Adriano y así consiguió su apoyo.


Su notable tesitura de Barítono hacía más solemnes las misas que celebraba. Alguna vez nos contó orgulloso que en su viaje a Roma a conocer al Papa, en una misa pontifical en el Vaticano; el célebre tenor Plácido Domingo entonaba el salmo 23. "Le hice la segunda estando entre la multitud, y no sentí mucha diferencia entre lo que hacía él y lo que puedo hacer yo cantando"-nos comentó sonriendo-. También -al igual que don Emilo Vázquez Jiménez-+, es un inspirado compositor y algunas de sus canciones fueron grabadas por los grupos populares de Cruz Grande. Tal es el caso de "Morena" musicalizada también por don Juan Pavón y grabada en los años 80, por Los Juglares del mismo maestro cruceño.

Hoy, el padre Agustín, que sirvió al pueblo católico de Cruz Grande, llega para despedirse de su parroquia que lo respetó y le quiso. Vayamos a rendirle tributo homenaje a nuestro guía espiritual. Él deseaba con toda el alma, ser sepultado aquí en su parroquia, no será posible pues sus familiares reclaman tenerlo en su tierra natal. Descanse en paz.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ: CRONISTA DE LA CIUDAD...UN HONOR.

Hoy es un día especial en mi vida. Hace casi más de treinta años, renuncié a una posibilidad de crecimiento personal al dejar mi trabajo y mi casa en la ciudad de México, donde ya estaba instalado. El amor por mi tierra heredado de mi madre, fue el motor que me impulsó a dejar algunos logros importantes a mis 27 años. Otro cualquiera en mi caso lo hubiera pensado antes de retornar a Aquel Cruz Grande. Yo no lo dudé un instante, el llamado de mi tierra querida y la nostalgia que nunca pude vencer me decían que mi lugar es "la cuna del son de artesa".


Desde pequeño preguntaba a mis mayores -especialmente a mi abuela materna-acerca de el pasado de mi pueblo. La respuesta casi siempre fue la misma "quién sabe hijo". Nadie nunca supo con certeza, cómo se había fundado nuestro amado Cruz Grande. Los datos vagos que nos aportaron nuestros antepasados ayudan muy poco a conocer con precisión los orígenes. En la memoria de aquellos que nos precedieron sólo se quedaban los recuerdos y las leyendas de los pioneros como Jesús Mejía Pío, Teodocio Molina, Anacleto Manzo y otros, pero jamás algún ciudadano se preocupó por dejar escrito en algún papel el mínimo dato que pudiera. quedar para la posteridad. Fue decepcionante para mi, encontrarme la respuesta de siempre: "Quién sabe hijo".

Atando cabos aquí y allá logré conocer fechas y hechos importantes de algunos hechos ocurridos en Aquel Cruz Grande en los primeros años del siglo XIX. A la fecha poseo un acervo que casi me permite redondear la historia del pasado cruceño. Ha sido un placer recabar toda esa información que las personas mayores nos han proporcionado; pero no ha sido fácil como pudiera pensarse. He encontrado en esta labor el hermetismo y la negativa a querer siquiera ser recibido. Vencer las burlas de las expresiones hirientes de personas, que un día tal vez dimensionen con un poco de justicia; que lo que siempre he buscado es dejar a mis nietos y a la juventud de mi querido pueblo, noticias del pasado, que les permita saber quiénes somos e imbuirles un motivo de orgullo, al conocer lo que  ellos, hicieron por nosotros.

Mi misión es dar a conocer el pasado cruceño con nombres y situaciones que han transformado a nuestro pueblo. Mi visión es que los nacidos aquí se sientan orgullosos de haber nacido en Cruz Grande.

Mis argumentos principales para lograr mi propósito, son indudablemente, la obra musical de don Eduardo Gallardo Tornés, gran olvidado de nuestro pueblo, a cuya figura se le relega y compara sin conocer la real dimensión de su música. Mi modesto aporte me ha dado indicios de que sí está germinando la semilla que a mi paso voy sembrando. Hoy gracias al lema "Cruz Grande, la cuna del son de artesa", todos los que transitan hacía cualquier punto de la costa, saben ya que aquí nació la música que hace bailar a muchas personas a nivel nacional. Esa frase nació de la autoría de un servidor y no hay más satisfacción escucharla en eventos o mucho mejor en los labios de personas ajenas a nuestro pueblo.

Destacar a las personas de mi pueblo, aquellas que con sus actividades dan brillo a nuestro lugar de nacimiento es mi tarea incesante. Mi más caro deseo se cumple cuando se habla de los triunfos de nuestro gran campeón Gabriel Bernal o de Margarito González, pues al instante se menciona a mi Cruz Grande querido.

Hoy 2 de noviembre de 2017, estoy aquí ante ustedes, recibiendo el nombramiento de Cronista del municipio. Para muchos puede ser poco, otros opinarán -sin conocerme tal vez- que no lo merezco. En todo caso no es mi intención crear alguna polémica, estoy orgulloso de ser el primer cronista oficial de Cruz Grande. Me comprometo a seguir trabajando con la misma pasión conque lo he hecho aún sin tener nombramiento oficial. Ciudadanos del cuerpo edilicio, gracias por el revonocimiento, mi no pienso defraudar a nadie. Gracias por la distinción y el nombramiento.







AUTOR DE LA MÚSICA DE LA CHILENA MÁS FAMOSA...DON JUAN PAVÓN GALLARDO.

Un grande  de la música cruceña. Gran maestro, gran músico. Nos dejó un gran orgullo, aportó los arreglos que hacen bailar a  los costeños. Don Juan Pavón Gallardo. Su cercania y amistad con Emilio Vázquez hizo que le confiara los escritos originales que contenían la letra de "el himno de la costa chica". Don Juan, según consta (en documentos enciclopédicos) dio a conocer la obra completa escrita por Emilio Vázquez. Un orgullo cruceño más.

LETRA ORIGINAL DE "LA SAN MARQUEÑA"
LETRA: EMILIO VÁZQUEZ JIMÉNEZ.
MÚSICA DE JUAN PAVÓN GALLARDO.


Qué linda es la sanmarqueña,
que domeña con honor;
tiene en sí tan dulce encanto,
que con llanto, inspira amor.
Sanmarqueña de mi vida,
sanmarqueña de mi amor.
Sanmarqueña salerosa,
ven, hermosa, ven a mí;
dime, niña, alguna cosa,
que me aliente, di que sí.
Sanmarqueña de mi vida,
sanmarqueña de mi amor.
Si tú me  amaras, morena,
en la arena había de estar;
qué más gloria yo quisiera,
ni pudiera conquistar.
Sanmarqueña de mi vida,
sanmarqueña de mi amor.
Adiós, linda sanmarqueña,
que domeñas con honor,
ya se va tu fiel amante,
tu cantante adorador.
Sanmarqueña de mi vida,
sanmarqueña de mi amor.




EL ROMANCE MÁS FAMOSO DE LA COSTA CHICA...LA HISTORIA DE EMILIO VÁZQUEZ Y LA SANMARQUEÑA...


Emilio Vázquez paseando en la alameda con Eleuteria -primera de izquierda a derecha-.



La muerte separó a Emilio Vázquez Jiménez de Eleuteria Genchi, pero el cura compositor la inmortalizó, en los versos de la chilena más famosa, llamada "La San Marqueña". Emilio era un hombre de facciones varoniles que hacían suspirar a la más orgullosa de las mujeres. Hombre de buena presencia física y de piel blanca, conquistaba no sólo a sus feligreses sino a un público femenino que asistía a sus celebraciones para escuchar misa, oírlo cantar y verlo de cerca.
Histórica. Testimonio de un gran amor.

Cuando Emilio Vázquez encontró en su camino a Eleuteria, se prendó de ella tal vez por su carácter amable y su encantadora tez morena; sus grandes ojos y la ternura que proyectaba en su modo de hablar. La futura musa inspiradora era vecina del templo parroquial de San Marcos y a la llegada "del padre Emilio", Eleuteria se apuntó como personal de asistencia del curato. Esto fue suficiente para que el flechazo se diera irremediablemente. San Valentín hizo el resto, jamás volverían a separarse. Juntos recorrieron las parroquias de Apango, Copala y Cuautepec. De este último poblado salieron expulsados por el escándalo que generó parte de la población católica, al comentar en cuchicheos la relación sentimental del cura y su asistente.

Eleuteria. La morena que conquistó a Emilio Vázquez.


En aquellos años de los cuarenta llegaron a Aquel Cruz Grande que sin ser parroquia (todavía), era el lugar ideal para los dos. Emilio Vázquez siguió su carrera sacerdotal, acudía a la vecina población Cuautepeca y oficiaba misa en ranchos y comunidades pero invariablemente regresaba a Aquel Cruz Grande para seguir la vida junto a Eleuteria.

"La San Marqueña"


Se dice que hay más obras musicales del cura-compositor, empero, nunca se dieron a conocer a pesar de ser publicables. Su preparación en el seminario le dio  el conocimiento del solfeo, el bell canto y el contrapunto. Cuando hizo la chilena que muchos llaman "el himno de la costa chica", intuyó que una joya no se puede quedar guardada, porque es para lucirla.
Vázquez Jiménez no podía presumir ser el compositor de una chilena tan ocurrente, que al escucharla despertaba algarabía, ganas de bailar, pero sobretodo era un homenaje a la mujer; su condición clerical, hacía imposible adjudicarse la melodía.

"La Comachi"

El padre Emilio buscó entonces entre sus amistades de San Marcos la manera de contactar a el gran compositor José Agustín Ramírez, quién después de ser presentados, mediante un pacto de caballeros le prestó su nombre para publicar "La Sanmarqueña".
Durante años -recuerdo esto perfectamente- se leía en la cara de los discos la leyenda, "autor: Agustín Ramírez". También recuerdo que nuestros mayores comentaban en tertulias que esa chilena la había compuesto "el padre Emilio". Al paso de los años ya no queda ninguna duda, pues José Agustín Ramírez mismo, al morir Emilio Vázquez dio todo el crédito de la melodía a nuestro sacerdote.
















Un dato sumamente importante que enaltece y enorgullece a nuestro pueblo es la música de esta popular chilena cuyo arreglista es nada más ni nada menos que Don Juan Pavón Gallardo.


(Cheo Juárez).