"Aquel Cruz Grande" (D.R.) 2015.

IDEA,DISEÑO,IMÁGENES, TEXTOS Y REALIZACIÓN:
ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ.
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lunes, 11 de julio de 2022

Ramón Celis. Un cura diferente.


¿De qué color es la piel de Dios?

- Dije negra, amarilla, roja y blanca es…¡todas son iguales a los ojos de Dios!

Descanse en paz Ramón Celis.


A finales de 1985, llegó a Aquel Cruz Grande, no era mexicano, se sabía que era de Belice y que también tenía la nacionalidad de los Estados Unidos de Norteamérica. De gran estatura, su 1.82 imponía respeto. De piel blanca y rostro armonioso, cuando reía nos hacía recordar a “papá Noel”, por su voluminosa figura. Era Ramón Celis, un pulcro sacerdote de inmaculada imagen, dientes blancos, pelo y uñas recortados. Era el nuevo “señor cura”. Pronto se ganó el cariño de unos y el rechazo de otros. Ramón no era el tradicional cura solapador. Celis instruía desde el púlpito a que los cruceños no solo fueran a misa; les reclamaba que pusieran atención a la omilia: sus celebraciones eran verdadero arte sacro. Su indumentaria sin mácula, su manera de oficiar, no tenían prisa; eran un rito cuidadosamente celebrado, empero: en las bodas, tanto los novios como los padrinos y familiares sólo querían requisitar el protocolo y dejaban ver sus ganas de que “el padrecito” terminará rápido con el casamiento para ir a lo mejor del compromiso: la fiesta.

-¡Sí, ya se que ya requieres ir a beber! - le decía sin tentarse el corazón a cualquiera de los asistentes a la misa que involuntariamente denotaban su incomodidad por la misa de casi tres horas. ¡Pero debes saber que esto es lo más importante! ¡La borrachera no es bendición para los novios, la misa si es para consagrar su lazo matrimonial!

Ramón quería no solo feligreses apegados y conscientes; iba más allá como cuando murió uno de los personajes históricos de Aquel Cruz Grande.

¡Fulano! ¿Y ese milagro que vienes a misa? ¡Claro, vienes porque se murió Don Felipe y como el difunto era de dinero vienes a misa! ¡Si fuera un pobre el muerto, seguro no vienes!

Así era el inolvidable Ramón Celis, un sacerdote que estuvo poco tiempo entre nosotros, pero que nos dejó una enseñanza que pocos sacerdotes se atreven a darnos: nos enseñó que todos somos hijos de Dios y que ante sus ojos todos somos iguales.

 Ramón Celis, al que “la palomilla” le endilgó el mote de “Puño de oro”, debido a que no permitía que usaran el atrio para fumar o embriagarse por las noches. Su imponente figura hacía que quien quisiera pasarse de listo, lo pensara dos veces.

Hoy nos enteramos que falleció Don Ramón Celis, uno de nuestros sacerdotes. Descanse en paz padre. 


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