"Aquel Cruz Grande" (D.R.) 2015.

IDEA,DISEÑO,IMÁGENES, TEXTOS Y REALIZACIÓN:
ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ.
*Queda prohibida cualquier reproducción total o parcial, del material escrito o gráfico, sin el consentimiento de su editor.
*Derechos Registrados (2015). protegidos a favor del autor.

martes, 15 de marzo de 2016



LA HISTORIA DE UN CAMPEÓN...
Por: Cheo.

Gabriel Bernal entrena en "Los Baños Margarita", me dijo un joven reportero del esto, llamado Lalo Camarena. Esa misma mañana fui hasta "la colonia de los doctores", y lo busqué en el gimnasio.

Leoncio Mercedes. Probó los puños de Gabriel Bernal en un entrenamiento de preparación. Se coronó sin problemas sin ser mejor que La Charra, que esperó todavía tres años más para recibir la oportunidad en Tokio, Japón.





En la puerta de los baños, vi a un joven vestido de manera humilde, su porte era de un costeño como yo; sus labios gruesos y resecos por el frío denotaban el sufrimiento de la adaptación a aquel clima que le era extraño. En su rostro se apreciaba más hambre, que ganas de entrenar aquella mañana fría en el D.F. Tal vez resignado, con sus manos pelaba una naranja. Era Marcos Villasana, futuro campeón mundial y paisano de San José de Guatemala una comunidad lejana a San Marcos, pero que pertenece a ese municipio.

El ruido del golpeteo de las peras-locas y los costales, los gritos estentóreos del "second", el olor a sudor; las órdenes de Lupe Serrano el manager, todo mundo sudando.

-¡Tira el jab, tira el jab!- le gritaba Lupe Serrano a Leoncio Mercedes, un dominicano que vino a México a prepararse para disputar el título mundial. 

Gabriel Bernal, siendo el mejor peleador peso mosca del mundo libra por libra desde hacía años, permanecía sin lograr la oportunidad de disputar la corona y para sobrevivir del boxeo le ayudaba al isleño, éra su "sparring"; aceptó aquel papel para poder seguir llevando el pan a su casa. Estaba "olvidado", nadie quería pelear con el guerrerense.

El nativo de la república dominicana quería intensificar su preparación y sin tomar precauciones obligaba a Gabriel, le "picaba el amor propio" en los entrenamientos. De pronto, en un violento intercambio de golpes propiciado por el dominicano, Gabriel lo mandó a la lona con esa zurda maravillosa y sin intención lo había cortado. Al verlo sangrando en la lona corrió a auxiliarlo quitándole la careta protectora. 


-¡Discúlpame!
-No tuviste la culpa.-dijo el dominicano...

No hay comentarios:

Publicar un comentario