¡Que viva la de la peineta!
En los primeros años de la década sesentera, los festejos del 15 de septiembre eran austeros y sólo se cumplía con la ceremonia del grito como un acto que no podía pasar desapercibido. Se colocaba a un lado del despacho de la presidencia municipal una especie de altar con los cuadros o retratos de los héroes que nos dieron patria y libertad. Después de un programa de bailables y poesía alusiva al aniversario por parte de los escolapios, el presidente municipal pronunciaba el tradicional grito y en pocos momentos la plaza se quedaba vacía. A las diez u once de la noche todo mundo estaba en su casa.
Aquella noche de septiembre de 1965, el alcalde gritó con fuerzas las primeras arengas.
Aquella noche de septiembre de 1965, el alcalde gritó con fuerzas las primeras arengas.
-¡Mexicanos! ¡Viva México!
-¡Viva! -contestó el pueblo cruceño-.
-¡Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!
-¡Vivan!
-¡Viva Hidalgo!
-¡Viva!
-¡Viva!
-¡Viva Morelos!
-¡Viva!
-¡Viva Guerrero!
-¡Viva...Viva..!-
De pronto al querer seguir nombrando héroes, el presidente había olvidado el nombre de Josefa O. de Domínguez- Después de una pausa atinó a decir-.
¡Que viva aquella de la peineta...esa, que está ahí!
Todos los cruceños dirigieron la mirada hasta el cuadro de la corregidora de Querétaro, que con el dedo índice era señalado por el presidente. Desconcertados por el lapsus, contestaron después de un gran silencio.
De pronto al querer seguir nombrando héroes, el presidente había olvidado el nombre de Josefa O. de Domínguez- Después de una pausa atinó a decir-.
¡Que viva aquella de la peineta...esa, que está ahí!
Todos los cruceños dirigieron la mirada hasta el cuadro de la corregidora de Querétaro, que con el dedo índice era señalado por el presidente. Desconcertados por el lapsus, contestaron después de un gran silencio.
-¡Viva!
Ya encarrerado el primer edil se siguió de frente y señalando más retratos gritó:
-¡Y que viva ese otro, de la cabeza amarrada, que está en ese cuadro!
-¡Viva!
-¡Qué viva también ese pelón!
-¡Viva!
-¡Qué viva también ese pelón!
-¡Viva! Contestó la gente divertida y entusiasta.
Vismar no dio el grito.
En su primer año de mandato Vismar Molina pasó un momento curioso "le ganaron", involuntariamente "el grito".
Mi compañero de trabajo en el CBTA el profesor Pedro Gatica comisionado como maestro de ceremonias, quien bajo un estado etílico -característico en él-, fue quien dio el grito.
Todo transcurría normalmente y la gente se estaba divirtiendo con el programa de bailables y música, cuando Pedro Gatica, queriendo calentar el ambiente ya casi para llegar las once de la noche, dijo a la gente.
-A ver, quiero ver, (hip), cómo vamos a gritar, cómo vamos a contestar (hip), al presidente municipal, cuando suba allá al balcón y diga:
-¡Mexicanos! -hip-, ¡Viva México!
-La gente contestó con entusiasmo un estentóreo grito.
-¡Viva!
-Cuando el presidente les diga:
¡Viva Hidalgo...!
-¡Viva!-contestó la gente.
Ya encarrerado Pedro se siguió con las vivas a los otros héroes y el presidente Vismar que en ese rato estaba en animada conversación con los personajes del presidium; se levantó rápidamente de su asiento para dirigirse rápidamente al balcón. Era tarde ya y el alcalde, sólo alcanzó sólo a tocar la campana y a ondear el lábaro patrio. El grito de independencia lo había dado un profesor del CBTa, de nombre Pedro Gatica,
Un vecino del centro dio el "grito de independencia".
Ese Austroberto Gallardo (hombre que no debía nada);
en el punto e´ Las Orquetas, le dieron su balaceada.
Que recuerden los Valencia; lo que se debe se paga.
Corrido de Chayo Valencia.
(Popular cruceña)
En tiempos de Austroberto Gallardo Mejía, El Lobo, por única vez en la historia de Cruz Grande, la presidencia municipal ocupó temporalmente como sede, la casa del presidente municipal.
El primer edil, había sufrido un atentado unos días antes en Las Orquetas municipio de Acapulco y sin pedir opinión a a nadie, bajo pretextos de cuidar su integridad física; el alcalde cuatrobanqueño, se llevó los poderes a su domicilio particular ubicado a un lado de la casa de la familia Morales; muy cerca de la casa de Don Deódro Acevedo Moreno. Fue uno de los periodos más tristes que recuerde el pueblo de Aquel Cruz Grande.
El primer edil, había sufrido un atentado unos días antes en Las Orquetas municipio de Acapulco y sin pedir opinión a a nadie, bajo pretextos de cuidar su integridad física; el alcalde cuatrobanqueño, se llevó los poderes a su domicilio particular ubicado a un lado de la casa de la familia Morales; muy cerca de la casa de Don Deódro Acevedo Moreno. Fue uno de los periodos más tristes que recuerde el pueblo de Aquel Cruz Grande.
Ese 15 de septiembre la plaza estaba (además de encontrarse en ruinas, ya que había sido demolida en su totalidad inexplicablemente por El Lobo); sola y oscura. La ceremonia "del grito", sería en la casa del presidente. A nadie o a muy pocos les atrajo la idea de ir a festejar allá.
Un comerciante que era de los personajes principales de Aquel Cruz Grande, se encontraba desde muy temprano tomando y departiendo con familiares y amigos. Ya eran casi las 9 de la noche del 15 de septiembre de 1973, cuando alguien de sus contertulios le "recordó" a Don Samuel, que debía de dar el grito de independencia.
Ante el regocijo de vecinos, amigos y paisanos que pasaban por la calle a esa hora, el conocido comerciante subió a una pipa de agua que estaba estacionada frente a su casa y empezó a decir.
-Como en esta ocasión el presidente no va a dar el grito de independencia, (hip), lo voy a hacer yo. (y en seguida comenzó las arengas).
-¡Viva México!
-¡Viva! (contestaron los amigos, atoleras, taqueras y panaderas con entusiasmo a todos los gritos del vecino que cumplió con el tradicional acto del grito de independencia)
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