AQUEL CRUZ GRANDE...

"En la fresca y perfumada mañanita, 

recibe mi bien amada la dulzura de mi canto.

Encontrarás en tu reja un fresco ramo de flores,

que mi corazón te deja; chinita de mis amores".

"Mañanitas mexicanas".

Canción popular mexicana.

*"EL CINE ÍRIS"

Me siguen acompañando los recuerdos de los gratos amaneceres de Aquel Cruz Grande, en que generalmente me despertaban con "las tradicionales mañanitas". Al término de tan conocida melodía, inolvidables voces se dejaban escuchar varoniles y agradablemente moduladas.

"De parte de...complacemos a la señorita...que hoy celebra su onomástico y para ella mandamos nuestra siguiente melodía deseándoles muchas felicidades...

 Así normalmente transcurrían las mañanas de Aquel Cruz Grande, con más complacencias durante las primeras horas del día a las que se sumaban las felicitaciones de más familiares y amigos que a través del altoparlante, se enteraban del acontecimiento y deseaban también participar del festejo de cumpleaños. Algunos tímidos no querían que su nombre se escuchara en todo el pueblo, sólo daban sus iniciales; entonces, respetuoso de la privacidad de los  datos personales, el locutor solía decir: "de parte de una persona que oculta su nombre, cuyas iniciales son..."

Aquellas inolvidables voces de Aquel Cruz Grande sesentero, sonaban también para promocionar las funciones de cine.

"El Cine Íris" presenta hoy en doble función a partir de las 8 de la noche, dos sensacionales películas. 
Vea usted a Javier Solís, Fernando Casanova y Luis Aguilar, en: "Vuelven los cinco Halcones". Además: ¡Santo contra las mujeres vampiro! ¡Balazos, trompadas, cachetadas!, en maravillosos colores. Aparte su mejor localidad".

Eran las voces de Don Octavio+ y Don Héctor Molina Manzo+, que promocionaban las funciones de cine en aquella salita de escasos 10 metros de largo por seis o siete de ancho que tenía seis banquetas de madera en que generalmente se acomodaban los adultos; mientras los niños nos sentábamos en el suelo o arriba del estrado acostados cerca de la pared habilitada de pantalla, donde se proyectaban las películas.

La promoción de estas funciones de cine se efectuaba durante el día - a las tres de la tarde- y por la noche una hora antes de la función y, al término de la "última melodía" se empezaba con la proyección.

Aquella pequeña sala se alumbraba con un foco de 100 wats, Esa bombilla se apagaba y se encendía tres veces antes de comenzar la proyección. Los chiquillos de Aquel Cruz Grande, coreábamos entusiastas un estentóreo y emocionado -¡ah...!-¡ah...!-!ah...! (pues conocíamos la señal con que iniciaba la diversión).

Era clásico que algunos malosos llenaban de tierra la boca a los que se quedaban dormidos durante la función. 

Uno de los recuerdos que me hacen reír, son aquellas películas de terror del Santo "el enmascarado de plata", en la que el gladiador luchaba contra los vampiros. 

Con mi hermano Óscar, pasábamos el día convenciendo a mamá para que nos dejara ir a ver la función. Como en aquellos ayeres la luz eléctrica no llegaba al pueblo -el cine trabajaba con su planta generadora- , al término de la película todos los chamacos salíamos corriendo hacia nuestras casas, presos del pavor, por las oscuras calles, creyendo ver en cada esquina un vampiro. No parábamos hasta tocar desesperadamente la puerta de nuestro hogar y para conciliar el sueño era necesario taparse de pies a cabeza; pues aún en la oscuridad y en nuestra cama, todas las siluetas que se proyectaban, nos parecían las mujeres vampiro acechándonos para atacarnos. Eso sí, al otro día estábamos listos para otra película de terror del Santo...

*Como un pequeño homenaje al "Capi" y Héctor, (que en paz descansen). Gracias por los recuerdos.