"Aquel Cruz Grande" (D.R.) 2015.

IDEA,DISEÑO,IMÁGENES, TEXTOS Y REALIZACIÓN:
ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ.
*Queda prohibida cualquier reproducción total o parcial, del material escrito o gráfico, sin el consentimiento de su editor.
*Derechos Registrados (2015). protegidos a favor del autor.

lunes, 22 de mayo de 2017

"PÓQUER DE ÁSES". LOS MEJORES DELANTEROS QUE VI...

1.-URBANO SALADO.
De baja estatura tenía un resorte fuera de lo común y su remate de cabeza era letal. Disparaba fuerte con ambas piernas, veloz y de gran fortaleza física. Hábil en el regate, valiente y talentoso. Sigue en primerísimo lugar; no ha surgido otro como él. Su historia pudo ser diferente en el terreno profesional y debe servir de ejemplo para los jóvenes que sueñan con jugar profesionalmente. Urbano es el claro ejemplo de que no sólo se debe ser el mejor futbolista sino que también se debe de ser disciplinado y entregado a su profesión. Lo que en su momento hizo Urbano Salado en el mundo del futbol sólo lo hicieron las grandes figuras que como él, surgieron de aquel famoso torneo de los barrios del Distrito Federal, donde fue la figura en 1979, resultando campeón goleador y deslumbrando a los buscadores de talentos.

2.- JAHIR GATICA.
Otro que fue grande que no quiso llegar a la cima. Sin aparecer en el terreno profesional, Gatica fue a fe nuestra un delantero portentoso. De desgarbada figura, solía arrancar de la media cancha y su cambio de velocidad era sencillamente impresionante. Parecía caer al momento de recepcionar el balón pero giraba e irremediablemente iba a todo tren rumbo al área enemiga. Letal en todos su remates de pierna izquierda y derecha. Vivo, hábil y de gran salto y remate de cabeza. Simplemente prefirió disfrutar la vida a su modo y desdeñó la fama y la fortuna. Tal vez llegar a Toros Neza y encontrar a un delantero tan brillante con Nidelson de Mello Da Silva le hizo pensar que el futbol se podía combinar con los placeres de la vida. La carrera del brasileño terminó de manera lamentable, pero la del cruceño ni siquiera empezó cuando ya visoreado y en la "imaginaria", faltaba a los entrenamientos.

3.-MANOLO BASAVE MORENO.
Chaparrón, fuerte y letal en sus remates de cabeza. Definía con pasmosa frialdad dentro del área. El famoso "Coño" fue terror de las defensas de los años setentas. Un matón del área.









4. PEDRO DE LA ROSA.
Quién lo vio jugar sabe de lo que estoy hablando. Pedro anotaba de cabeza, de fuera del área, de donde fuera. La potencia de su disparo de derecha era destacada. El que marcaba a Pedro sabía que no podía darle respiro ni rendija. De la Rosa aprovechaba la mínima oportunidad para vacunar al rival.

(Cheo Juárez)


sábado, 20 de mayo de 2017

LA HISTORIA MÁS SABROSA DE AQUEL CRUZ GRANDE...NUESTRO PAN DULCE.

Sin duda el cruceño que anda lejos del pueblo que lo vio nacer, lleva en el alma dos cosas imborrables: la familia que se quedó en el terruño y los sabores de Aquel Cruz Grande.

Para el cruceño auténtico no hay un desayuno mejor que aquellos tamales chocos de la inolvidable señora Doña Reyna Felipe, (que en paz descanse); acompañados de una taza humeante de Café Tineo.
Cuando la tarde va cayendo, seguramente en algunas partes del planeta tierra, corazones nostálgicos anhelan saborear una taza de café con un pan cruceño.

Mi tía Luisa.
En la callecita donde tenía su casa mi tio Rogelio Bonilla (que era propiedad de Goyo Molina), jugábamos los chiquillos por las tardes futbol. Al paso de las horas antes de las cinco de la tarde, un aroma de pan recién salido del horno de barro, llamaba insistente para que lo disfrutáramos. Era mi querida Tía Luisa Ramírez que sacaba cuernitos, tortitas de tercipelo, hojaldras, coronitas y empanochadas. Con el antojo de tan rico pan, dejábamos por un rato la pelota e íbamos a ver como Cheya y su hija -mi maestra Hilaria-, le ayudaban a colocar las deliciosas piezas en el canastón. Mi tía Luisa Ramírez no sólo elaboraba pan; también hacía los mejores tamales heridos que he probado en mi vida.

Aquellos Hermosos ojos. 
Rosa de Lima se llamaba y tenía los ojos más lindos que pudo ver un cruceño. Atrás del viejo templo, en uno de los rinconcitos más tradicionales de mi pueblo vivía con sus hijos. Con una pulcritud e higiene como sellos característicos elaboraba ese pan que ya nunca volveré a probar. En Aquel Cruz Grande se sabía que la exquisitez de sus manos, daban al pan un sabor que se fue con ella al cielo. Era mi tía Lima.

Doña Rebeca Bonilla Vda. de Sandoval.
Sin duda que doña Rebeca era de las panaderas favoritas. Su exquisito pan, era venerado por todos los cruceños y así las tardes sabrosas y aromáticas inundaban los paladares y llenaban de perfumado dulce los crepúsculos de mi pueblo.

Doña Sadot Orozco.
Cómo olvidar a doña Sadot. Dejó en cada cruceño un tatuaje de sabor en la memoria de todos. Nunca vamos a olvidar su querida presencia en la plaza vendiendo su inolvidable pan. El suyo es tal vez, el único horno de barro (de aquellos) que sobrevive al paso inexorable del tiempo..

Hoy son otras personas que elaboran el pan dulce que tu y yo queremos seguir saboreando; pero en mi memoria siguen presentes las imágenes de quiénes nos hicieron que el pan de Aquel Cruz Grande siga entre nosotros. Gracias por los recuerdos.











MI GRAN AMIGO...




"Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo".



Alberto Cortéz.




Todos recordamos a nuestros amigos que ya no están, esos que nos brindaron su amistad y que los quisimos como se quiere a un hermano carnal.

Pablo, llamado cariñosamente por Víctor Fuentes como "El Duque", tenía su modesto puesto de verduras en el mercadito de Aquel Cruz Grande y al mismo tiempo ayudaba al cura del pueblo a oficiar misa. Viajaba al puerto una o dos veces por semana y era requerido por muchas personas para que de Acapulco trajera medicinas u artículos diversos de uso doméstico. Fue junto con doña Espíndola y doña María Díaz de las personas del mercadito que vendían y alquilaban revistas.

También por Pablo conocimos muchos el sabor del bolillo. Él lo traía al pueblo desde el puerto en una bolsa de manta de las que contenían harina de trigo. Estando de antojo iba a pedirle a mi tía Chucha -su esposa-, me vendiera un bolillo al que le ponía queso fresco de aro que compraba ahí mismo en el mercadito.

Me gusta recordar el aroma del papel nuevo que despedían las revistas que traía del puerto: generalmente los jueves o viernes por la noche llegaba en la flecha de las once.



Yo lo esperaba con impaciencia y al no verlo llegar a las 9 O 10 de la noche, me iba a esperarlo hasta el oscuro crucero de Aquel Cruz Grande de los últimos años de los 60 y parte de los 70. Mi alegría al verlo bajar del autobús de la flecha era inmensa, pero más la curiosidad por saber si traía el "esto" y las revistas que me gustaban como fútbol colección de oro, balón y notitas musicales. Pocas veces Pablo fallaba pero en ocasiones llegaba tarde al puerto cuando los ejemplares ya se habían agotado y eso me entristecía.


Era tan esperada su llegada para mi que en ocasiones trataba de ayudar a meter a su casa las modestas mercancías que traía; cajas de jitomate y arpias con cebolla, papa y col.
Pero no sólo yo disfrutaba de los servicios "editoriales" de Pablo, al otro día, muy temprano había quién adquiría Lágrimas y Risas, Kalimán y las fotonovelas tan de moda en aquella época.

Así mi amigo Pablo se hacía indispensable para la gente de Aquel Cruz Grande, pues era quien podía traer la medicina que necesitaba don fulano o las agujas para cocer de la modista, el transistor para reparar algún aparato de radio, etc.

Nuestra amistad se hizo grande pues aunque era un adulto y yo un chamaco yo lo quería como si fuera mi tío o mi hermano.



Nunca tuve una bicicleta. Fue mi sueño dorado en la infancia y nunca la tuve. Le solicitaba a mi mamá que me la comprara y jamás pude tenerla. Un día mi mamá me dijo: te dejo la llaves de la sinfonola 15 días para que ahorres y la compres. Ya tenía en la bolsa casi el dinero listo para comprar mi bicicleta. Al pasar por la casa de Paulo advertí que no había ido al puerto y le pregunté el motivo. Le dije que ese no era problema. Regresé a la casa y abrí la cajita de la sinfonola que contenía lo que había ahorrado. Regresé y lo puse en manos de mi amigo. Jamás olvidaré el gesto de alegría en su rostro. Una tarde mi casa se quedó sola, nuestro negocio había sido cerrado por la muerte del comandante Ofelio. Mi mamá me dejó en casa de mi abuela, yo mejor me fui a la casa de Pablo que me cobijó bajo su techo y compartía conmigo su comida. No, Pablo no solamente era mi amigo, era algo más: terminó siendo para mi un hermano mayor.
Una tarde me comunicaron la noticia. Había muerto el querido Duque. Fui a verlo en su ataud y permanecí parado casi veinte minutos o más llorandole. Con él se fue parte de mi vida y las pocas alegrias que tuve en mi infancia.



La Sampuesana La version mas antigua que he escuchado

jueves, 18 de mayo de 2017

NUESTROS SACERDOTES...DESDE FRANCISCO ACEVEDO HASTA AGUSTÍN QUIÑONEZ...

























Siendo Cruz Grande un pueblo de arraigada fé católica, sus sacerdotes han sido parte fundamental en su historia. Desde Francisco Acevedo que hasta antes de los años 40, sólo visitaba periódicamente Aquel Cruz Grande como párroco de Cuautepec, (nuestro pueblo no era oficialmente parroquia) hasta el padre Daniel, guía espiritual de la grey actual.

 Emilio Vázquez Jiménez.

Célebre cura-compositor cuyos restos mortales yacen bajo el altar principal del viejo templo de La Santa Cruz. Fue el primer sacerdote en Aquel Cruz Grande. Contrario a lo que se podría suponer, Vázquez Jiménez no ocultó el tórrido romance con la legendaria Eleutéria Genchi La Sanmarqueña; (de quién hasta la fecha se discute si realmente era del vecino poblado, pues hay quién afirma que era ayutlense). Sus pláticas vespertinas con la musa que lo inspíró, eran a la vista de quién quisiera observarlos. El famoso padre Emilio procreó familia no sólo con Eleuteria; también dejó descendencia que todo mundo conoce en nuestra comunidad. Emilio Vázquez Jiménez dejó en Pablo y Aureliano -sus sobrinos- a los que oficialmente llevan su apellido en nuestro pueblo.

Víctor Fuentes Landa.
Es en los albores de los años 60 cuando arriba a Aquel Cruz Grande uno de los sacerdotes más queridos por la población. De cara afilada, tez blanca y un corte de pelo tipo militar, -casi a rape-, fue quien trajo a nuestro pueblo un nuevo deporte llamado futbol. Víctor Fuentes fue un personaje que detrás de la casulla, gustaba de refugiarse en las oscuras sombras del curato acompañado de una botella de tequila Sauza y una parvada de jóvenes cruceños de aquella época. Fuentes Landa era originario del poblado de Buena Vista de Cuéllar que se encuentra en la región norte de nuestro estado. En su peculiar ostracismo el padre Víctor protegía y patrocinaba a aquellos muchachos que por las tardes-noches hacían del curato su casa. Quién le acompañó hasta sus últimos días fue Petra una callada pero ocurrente mujer morena, típicamente cruceña. Petra fue su confidente que se llevó hasta la tumba los secretos de la vida de Fuentes Landa. 

Padre Ramón Célis
.
"Puño de oro". Un robusto hombre alto de piel blanca que se caracterizaba por sus largas misas de dos y hasta tres horas. Es célebre la anécdota con que se recuerda el paso de Ramón por la parroquia de Aquel Cruz Grande.

"Sí... Ahora veo muchas caras que no he visto en el templo. Claro, se murió un rico y hay que hacer acto de presencia. Así los quisiera ver acompañando, cuando muere la gente pobre...". Era de esta manera cómo desde el púlpito Ramón llamaba la atención de sus feligreses, que sudando aguantaban estoicamente el calor insoportable durante el tiempo que el padrecito tenía a bien celebrar la misa. El padre Ramón oficiaba con impecables y pulcras casulla y sotana. Su aseada persona nunca permitió que se le viera desaliñado. Sin duda se trata de un sacerdote diferente a todos los que lo antecedieron. 

Agustín Quiñonez Cuévas.
Otro cura-compositor. Proveniente de Mochitlán Guerrero. Quiñonez -como la gente le dio en llamarlo-, se ganó rápidamente a la parroquia con su estilo de oficiar la misa. Con una destacada voz de tenor, Agustín se dejaba escuchar en los alrededores del templo, llevando el rito mucho más allá de los muros de la iglesia. Antes el padre Agustín, había estado en la ciudad de Ayutla. De la personalidad del mochitleco se cuentan leyendas de barrio que retratan su carácter de un hombre enamorado de la vida y algo más. Sin duda su admiración por las mujeres se refleja en sus canciones, algunas de ellas grabadas por grupos populares de Aquel Cruz Grande, tal es el caso de "Morena", una de tantas que ha compuesto. 

"No comprendes morena/cuanto te quiero yo. Ven y calma mi pena/ven gocemos de amor. Cuando miro tu cuerpo/siento gran emoción/ y quisiera en silencio/darte mi corazón". 

Agustín Quiñonez, será recordado por su paso que dejó huella en Cruz Grande. Es quién se echó a cuestas la labor de construir el templo en la famosa loma. El proyecto de Víctor Fuentes (que permaneció dormido durante más de diez años), fue cristalizado por el cura compositor...
De una vitalidad y una fortaleza física fuera de lo común. Fuimos testigos de como temerariamente, (a sus casi sesenta años); subía por los arcos de varilla y madera sin colar, de lo que sería la bóveda o techo del futuro nuevo templo de la santa cruz.

Agustín Quiñonez actualmente se retiró a su pueblo natal. Bajo el cuidado de sus familiares se le ve en buenas condiciones de salud. Se sabe por la voz de crueños que lo han visitado en Mochitlán que él se considera uno cruceño más, al grado de solicitar a sus deudos, le concedan ser sepultado aquí, cuando tenga que rendir tributo a la tierra. (Cheo Juárez)




viernes, 12 de mayo de 2017

"PIRULA" LA HISTORIA DE UN SAX DE ORO...

DE LAS PISTAS DEL CIRCO ATAYDE, A LOS ESCENARIOS MUSICALES.

Se reinventan. Fiesta 85 ¡Vive!
Casi para terminar la década de los 70, colapsa la agrupación de Coyuca 2000. Ellos habían logrado el éxito con hitazos como lo fueron "Nubes Negras" y "Caña Dulce". Problemas al interior del grupo hicieron que buena parte de sus integrantes salieran a iniciar otro proyecto llamado "Auténtico Coyuca". No pasó nada importante para esta escisión de aquel triunfador grupo.
Éxitazo de principios de los 70.

Los poseedores y dueños la marca musical Coyuca 2000, buscaban reestructurar al grupo y su ambicioso nuevo proyecto contemplaba la contratación de elementos de alta calidad musical. El nuevo Coyuca 2000 sería una organización que compitiera con los grandes de la música tropical mexicana como por ejemplo "Los Socios Del Ritmo".

Pirula...un gran músico, un gran amigo.
Pedro Ancona Martínez, un artísta del mítico e internacional circo Atayde; hacía en la pista un show que se robaba el corazón del público. El payaso Pirula aparecía en escena ejecutando magistralmente su sax . La notas que Pirula tocaba, lograban que el público se prendiera del payaso rápidamente cautivándolo. Al mismo tiempo (como parte del mismo skech) otro payaso antagónico, interrumpía la melodía propinándole a Pirula una patada en el trasero; expulsándolo de la pista circence.

Pirula salía momentáneamente de la escena para reaparecer en otro rincón de  la pista ejecutando nuevamente su melodía. Otra vez era expulsado a patadas, ante las protestas del publico ya enganchado con el arte del payaso musical. Pirula terminaba su actuación tocando una seguidilla de melodías que hacían disfrutar al público con la tierna imágen del payaso.

Durante más de diez años el show de Pirula recorrió con el Atayde centro y Sudamérica, Estados Unidos y Europa. Pedro Ancona era feliz, su vida transitaba por los caminos del éxito y la bonanza.
Casado con una venozolana, Ancona disfrutaba de sus hijos y de su familia.

Pirula siendo un trotamundos llegó al puerto de Acapulco con el legendario circo. Alguien de la organización de Coyuca 2000 lo había visoreado y puso sobre la mesa 50 millones de aquellos pesos. El cañonazo resultó letal, Pirula cayó abatido y la pista del circo nunca más lo vio ejecutar las tiernas melodías de su sax. Así nacieron las coyucadas de mambos y cumbias: éxito tras éxito, el Coyuca 2000 se consolidaba a nivel nacional. "Siempre en Domingo" el popular programa de variedades de Raúl Velasco, lo catapultó hacía la cumbre internacional al tenerlo en su elenco.

El ciclo musical de Coyuca 2000 y Pedro Ancona terminó por problemas internos. Ancona se retiró del medio musical por algún tiempo. Financiado por algún amigo instaló un restauran bar en su nueva tierra Coyuca de Benítez, donde ya era uno más de esa bella ciudad. Se tomó sus años sabáticos y no supo más de su sax, que guardado en algún rincón lo esperó pacientemente.

A mediados de los años 80, Ancona vuelve a sentir el gusanito de la música.  En Acapulco conoce a una verdadera pleyade de músicos que actuaban en hoteles porteños. Entre ellos destaca la voz más famosa de la música tropical, la de Baltzar Guatemala "La Momia". Pirula los invita a formar un grupo que haría historia: Fiesta 85.

Es con el Fiesta 85, donde Pedro Ancona, Baltazar Guatemala y Beto, hacen trizas el marco musical de Guerrero. Sus presentaciones en bailes y eventos son garantía de taquilla; sus discos se venden con gran demanda. Una propuesta musical que prendió rápidamente en el gusto de la gente ; el sonido de Fiesta 85 es mágicamente inconfundible. La fusión de los saxofones educados, la incomparable guitarra de Beto y los excelentes teclados, dieron al grupo un sello característico inconfundible. Este sonido se quedó para siempre en la memoria musical.

Hoy Fiesta 85, se reinventa. Es cierto que ya no están Baltazar su gran voz tropical y tampoco un elemento que ahora toca en el cielo sus teclados, pero Fiesta 85 no ha muerto. Hoy los vimos actuar en los festejos de los juegos magisteriales en Cruz Grande y a fe nuestra que suenan tal como lo hicieron en sus mejores años.  Gracias amigo Pedro Ancona por traer tu arte musical a las costas de Guerrero.

miércoles, 10 de mayo de 2017

ÁLBUM DE ORO...

Bellezas cruceñas. Las Moctezuma. Lindos ojos; hermosas ayer.



Las Moctezuma hoy: siguen siendo guapas. Lindos ojos azules.

"AQUEL CRUZ GRANDE" *

1973.

En mi infancia jamás fui de los niños que fueran "a la leña". Inconscientemente mi madre nos hizo un gran daño, al no querer que sus hijos "fueran menos" que los hijos de los ricos del pueblo. Ella queriéndonos hacer un bien nos apartaba de nuestra realidad, es decir; nosotros debimos hacernos al campo y convivir con los niños pobres como nosotros. Durante parte de mi vida "compartíamos" con los niños popis del pueblo. Queríamos ser de su élite; como si fuéramos uno de los personajes de Federico García Lorca en alguna de sus novelas.

Mi hermano Ricardo González. En la azotea del banco.

Esa falta de roce con el pueblo, con lo niños de nuestro entorno, nos ganó fama de ricos, al mismo tiempo que cierto desprecio de quiénes sí lo eran. (Nosotros jamás tuvimos un rancho o una huerta).
Al empezar el curso en mi secundaria agropecuaria, empezó otra vez el acoso de mis nuevos compañeros que vieron la oportunidad de hacerme ver mi suerte.
Nunca había tomado una hacha o tarecua en mi vida. Cuando el maestro Mireles nos delegó por equipos la chapona de un terreno a Napoléon Trigo y mi; las ampollas de sangre en las manos se dieron en cuestión de minutos, ante la burla de todos.

Entre mis nuevos compañeros se encontraba uno que me hostigaba sin cesar. Era de los más chaparritos y de los más inteligentes; un líder nato. Al saberse ducho en las tareas del campo, no perdía la oportunidad de ponerme en evidencia. Evidentemente nos caíamos mal. Nuestros "mundos" eran diametralmente opuestos. Jesús Carmona Reachi -mi entrañable y admirado compadre hoy-, fue al principio mi principal hostigador en el salón de clases. Una mañana Mireles nos mandó por equipos a cortar postes. No recuerdo bien como fui a dar de compañero con él. Mi intención era que se enterara que ganas de trabajar no me faltaban y le quise demostrar que no sabía manejar el hacha pero que no iba de mirón. Al terminar de cortar los postes, había que cargarlos al hombro desde el cerro hasta la escuela.  Para demostrar que era útil, cargué con entusiasmo uno de los postes más gruesos. El compañero que me ayudó a cargar me jugó una mala pasada. Al momento de descargarlo, se echó el otro extremo del poste del lado contrario del hombro donde yo cargaba. El consecuente golpe en el el oído que me derrumbó. Era tan grande mi pena de parecer un inútil que ni el tremendo golpe en el oído doblegó mi orgullo. Me paré inmediatamente sin proferir queja. Chucho Carmona empezó a entenderme y demostrando por primera vez un gesto de compañerismo me preguntó si me encontraba bien. Sin duda esa acción me ganó algún respeto de mi futuro compadre. Al paso de las semanas eramos inseparables. Formábamos una de las duplas que no sólo imitábamos y parodiamos las actitudes y voces de los maestros; sino que hacíamos equipo dentro del salón de clases. Éramos una especie de pequeños polivoces*-.

Como dije, nuestra "sociedad" también era para estudiar. Cumplíamos con las tareas incluso, desvelándonos en el taller de carpintería de la escuela. Nos ayudábamos en los concursos donde participábamos los dos. Mi compadre Chucho era quien me ayudaba en los exámenes con mis deficientes matemáticas y yo a le ayudé alguna vez a ganar el primer lugar del primer concurso de dibujo en que yo quedé en segundo lugar.


Mi maestro, mi amigo, mi hermano. Mi compadre Chucho Carmona.


Una noche mágica.

Pasó un año y mi madre me perdonó al saber que ya estaba otra vez estudiando. Su tiempo lamentablemente no le alcanzaba para estar al pendiente de mi. Así como no estuvo en mi terminación de la primaria, no se daba espacio para verme el festivales y asuntos de la escuela.

Recuerdo imborrable en la memoria feliz, es aquel festival en la cancha deportiva del centro del pueblo. Esa ocasión me tocó hacer 5 de los 10 números del programa.Tres skecths excelentemente montados y dirigidos por el maestro tamaulipeco Javier Muñiz. Uno de ellos parodiaba un incendio. El segundo -aplaudido a rabiar por la gente-, era otra parodia de Creendence el grupo de moda en la música moderna de aquel entonces. En este número yo imitaba al vocalista haciendo play back; mientras que Chope Lorenzo, Polo y Mencha la hacían de músicos roqueros con sendas pelucas que nos facilitó Linda, la estilista de moda de Aquel Cruz Grande.

Recuerdo que una de las pelucas más vistosas-color naranja-, se la había puesto Mencha.
-No, no, no. Esa peluca dásela a Tito-le instruyó mi maestro Javier-. No lo defraudé; hice que la gente aplaudiera y se carcajeara cuando bailando, involuntariamente, la peluca se me cayó. Fue un gran momento de mi adolescencia, me hacía notar y eso era lo que yo quería: llamar la atención.
Otro sketch que divirtió mucho a la gente de Aquel Cruz Grande, fue una parodia de una "cirujía a corazón abierto"  a un alcohólico. Mi comicidad natural me hizo ganar los aplausos del público; cuando interpreté al cirujano preocupado, con un mano en la barbilla, dando largos pasos y vueltas en el escenario.

Por si fuera poco, esa noche también bailé el "Jarabe Tapatío" con Pina Meza. Fui el show del programa. Cuando felicitaron a mi mamá por mi participación, sólo atinaba a dar las gracias lamentándose no haber asistido a verme.


*Comediantes de la tv en los años 70.
*Pequeño fragmento de un próximo libro.


martes, 9 de mayo de 2017

¡EXCLUSIVA DEL BLOG! CARTA DE GENARO VAZQUEZ A ROMÁN MEJÍA.

Genaro intentó por los medios "democráticos" luchar por los pobres. He aquí una prueba de ello, antes de tomar las armas e irse a la sierra a la lucha armada. Pronto el maestro pasó a ser "un bandido, un delincuente" (según el gobierno).


Documento histórico...

INVESTIGACIONES ESPECIALES DEL BLOG...UN DATO IMPORTANTE ¿CUÁNTOS AÑOS TIENE NUESTRO MUNICIPIO?

Investigaciones del blog han encontrado evidencias que prueban que en el año de 1886 Cruz Grande ya era considerado municipio. Así lo consigna este documento emitido por el archivo general de la nación el 27 de enero de 1966. Ese escrito es firmado al calce por J. Ignacio Rubio Mañé, subdirector del archivo general de la nación. 

En este histórico documento se informa que en la búsqueda de datos no se han encontrado más informaciones y que solamente hay indicios de que en 1788 hay un rancho llamado Cruz Grande que perteneció a Francisco Palacios y Castillo, personaje del que no sabe nada y al que se le menciona como un hacendado con propiedades en toda la zona, a las que se les denomina ranchos o "fincas rústicas".

Francisco O. Arce. Dio el nombre de hacienda a Cruz Grande.

En 1872 la H. Legislatura del estado menciona a Cruz Grande como hacienda, tratamiento que le da el gobernador Francisco O. Arce. Ya en el año de 1883 se menciona a Cruz Grande como pueblo y finalmente según este documento nuestro pueblo en 1886 es considerado municipio. Nos complace poder aportar estos documentos que presumimos no se habían dado a conocer ya que son inéditos y nos aportan una información más cercana a la realidad que ni en los archivos estatales se encuentra.

sábado, 6 de mayo de 2017

ÁLBÚM DE ORO DEL BLOG...


Niños en la cancha un 16 de Septiembre...

En "El Salón Basave"

En la cancha de Playa Larga...Hoy centro recreativo público.

Después de jugar en la cancha de la ETA. La famosa Avanzada...(camino a Ayutla).



Fotocortesía de Daniel Bonilla.

MISA DE ANIVERSARIO LUCTUOSO DE BERTOLDO MARTINÉZ CRUZ.






UN AÑO DE LA MUERTE DE BERTOLDO MARTÍNEZ CRUZ....


BERTOLDO MARTÍNEZ CRUZ. LEYENDA DE UNA LUCHA SOCIAL QUE NO MUERE...

Sueños libertarios. La juventud del querido "Toto". Un estudiante de medicina que no imaginaba su futuro político. Aquí en la azotea de Aculco 21 en Tlalnepantla con Ñeco Bonilla y un cuate...




¡ÉNTRÉNLE CABRONES, AQUÍ ESTÁ EL PUEBLO!

I
















-No pasa nada -me dijo Mario "Cuca"-. Unos polecias motorizados llegaron a la casa de Florencio Felipe, pero nada qué preocuparse. Duérmete Tito.
Le vendí unos alas azules y cerré mi ventana, eran las 11 de la noche. 
Encendí la tele y me dispuse a ver ¡Mala Noche No! con Verónica Castro. En media hora apagué la caja idiota y me acosté. Un sueño placentero se apoderaba de mi, pensando en el hermoso rostro de María y sus ojos café; en sus hermosas y torneadas piernas, en aquella breve cintura, en su juventud que había hecho mía. Oí a los  perros en la calle, pelear alguna sobra de comida. Escuché la lejana carcajada de Huevo en el fondo de la calle de Manuel Basave y me entregué a Morfeo.

Leopoldo se despertó con la boca seca. La garganta le pedía a gritos un trago de agua fría. Se levantó sin que su mujer se enterara. Había cantado rolas de Los Ángeles Negros, con Juvenal y Ticho, hasta las dos de la mañana, tomando cerveza. 


Caminó vacilante y buscó en la oscuridad con los pies descalzos los huaraches que estaban debajo de la mesa de la cocina. Su perro "el negro", se paró, lamiéndolo y sacudiéndose.

Bebió ávido, salió al patio y adivinó la hora. "Ya son las cinco y media" -se dijo-, cuando el estallido de los cohetes en el templo del pueblo le dio la razón. Una nueva y poderosa descarga sacudió el silencio de la mañana cruceña. "Ora sí se le pasó la mano con los cuetes a Las Conchitas-pensó-, mientras se lavaba la boca y la cara, en la pila de agua.

Abrió el viejo ropero y sacó su camisa blanca para trabajar . Los pequeños dormían también; ni el estruendo de los cohetes mañaneros los habían inquietado. Salió de su casa y tomó la calle principal.

Todo parecía sereno, todo estaba como todas las madrugadas.

Pasó frente a mi casa y vió al Viejo Dorantes tirado, "dormir la mona"; sin advertir que yacía sobre un charco negruzco de sangre casi coagulada.

El plantón perredista que se manifestaba en contra de Pedro Nava y su aparente triunfo electoral, estaba en calma chicha. Los niscomes de nixtamal y pozole, bajo el enlonado estaban igual que siempre. Vio unos Sillones Acapulco, que nadie ocupaba. Tenían cobertores colocados como para confundir a quién viera de lejos el plantón; para que creyeran que los perredistas dormitaban en ellos.
Siguió caminando y atravesando la plaza; voltéo hacía la patrona y se persignó, pidiendo la bendición a la cruz.

-¡Tú eres del plantón, eres de los revoltosos!-Le dijo el comandante tomándolo sorpresivamente por cuello, en la esquina de la casa del Dr. Ángel Octavio Molina.

-¡No señor, yo voy a trabajar soy chofer de una camioneta de pasaje!
-¡No te hagas pendejo, vienes de allá, del plantón!
-¡No señor yo vengo de mi casa, voy al crucero...!
-¿Qué dijiste?, ¡Ya los hice pendejos!, ¡Ya te chingaste! ¡Chapulín!,-dijo gritándole a uno de sus policiás-. ¡Écha a este pendejo a la camioneta de los dijuntos. Que duerma un rato con ellos, hasta que venga a darle su balazo!
Chapulín lo acostó boca-abajo en medio de los muertos.

-¡Abrácelos puto, a ver si como es, para andar de revoltoso es para acompañar a los dijuntos!-dijo el policía mientras echaba la llanta de refacción encima a Leopoldo.

 -¡Yo no soy del plantón señor,-gritaba Polo-. Yo soy chofer y tengo un cuñado que es comandante de la motorizada, se llama José Cristiano!
-¡Cállese culero!- y Chapulín le enterró la culata del rifle en la mano a Polo.
"Nunca debí levantarme de mi cama", -pensó Leopoldo, al darse cuenta que los cohetones no eran de Las Conchitas en la misa de las seis y media; eran las fuerzas del estado intentando desalojar a los perredistas que tenían en su poder al ayuntamiento.
Cuando le quitaron la llanta, la sangre -aún caliente-, de otros difuntos que ya tenía encima-, le empapaba completamente la espalda y el abdomen.

-¡Te salvaste cabrón! Ya habló por radio, mi comandante José Cristiano. Levántate y lárgate, más vale que digas la verdad, porque si no te voy a encontrar donde te metas.

                                                                

                                                                  II.
Lo vi correr hacía el asta bandera a través de una rendija de la celosía en mi casa. Era un policía gordo y moreno de pelo indio y nariz ancha. Se intentaba parapetar atrás del monumento y atacar desde ahí, a los perredistas que estaban en la galera del ayuntamiento. Antes de llegar recibió la descarga de la escopeta de La Mona, que hizo el primer blanco desde mi Nissan; estacionada en el garage abierto de mi casa . Su pesado cuerpo quedó boca-abajo con un brazo extendido del que brillaba una pulsera de oro. Uno de sus segundos, un joven policía -que lo cubría-, se tiro al piso y pecho a tierra; avanzó tocando la esclava de oro. Queriendo quitar la joya a su comandante, se quedó quieto. También fue sorprendido por la escopeta de La Mona. Quedaron los dos policías "saludándose" de mano, como despidiéndose macabramente.

-¡Éntrenle hijos de la chingada, aquí está el pueblo cabrones! -gritaba una templada voz cruceña desde la galera que albergaba el ayuntamiento al tiempo que contestaba las ráfagas de R-15, con una escopeta recortada, pero con el coraje de quién defiende lo suyo.

-¡Óra sí, nos llevó la chingada!, mi mama me lo decía..!
-¡Cállate cabrón, ni pareces hombre! - le dijo uno de los líderes viejos a Millo, uno de los más jóvenes -casi un niño-, que llorando se arrinconó en una esquina de la galera-. Con el pantalón húmedo y visiblemente sucio de excremento, se lamentaba pensando que iba a morir.  
La Mona desde la  Nissan seguía dando concierto de balas. Su admirable arma amarrada con una liga roja gruesa, sonaba e impactaba, desconcertando a los policías que no ubicaban desde donde atacaba.

-¡Ábreme Tito, soy yo, tu primo, La Mona!  
Una bala de R-15 que desperdigó esquirlas frente a mi, me hizo retroceder y retirarme de la puerta. Corrí hacía los cuartos del fondo. Los impactos ahora se escuchaban contra la pared de mi casa. El gobierno había ubicado la escopeta de La Mona.
Subí a la azotea de mi casa y Rafael el gerente de Somex-que era mi inquilino- estaba sentado en la cama de su cuarto escuchando todo, en actitud de espera resignada.

El cura del pueblo, Agustín Quiñonez salió a llamar a misa de manera temeraria sin medir consecuencias. Sus campanadas nos confundieron a Rafa y a mi, haciéndonos creer que el combate había terminado: una ráfaga violenta sacudió las paredes del templo. Allá a lo lejos, en el barrio de Playa Larga, en la capilla de Lourdes o Lurdes- que de ambas maneras suele y puede decirse-; alguién en el cerrito, contestó con más campanadas el llamado de Quiñonez. Estas campanadas -sí,- arengaban al pueblo a defender a los que estaban en el plantón.

-¡Rafa ya se fueron los policías, se retiraron! -le dije-. Caminamos los dos hacia la bardita de la azotea para ver hacia la calle, vi hacía el fondo de la Cuauhtémoc solitaria. Todo parecía en calma.
-¡Cuidado, arriba, en la casa amarilla! -alcancé a ver que gritaba uno de los cuicos que estaba escondido frente a la casa de los Gatica-. Levanté los brazos en señal de paz, retirándome agachado hacía el cuarto del fondo.

-Hay que bajarnos a las habitaciones del primer piso-, dijo Rafa.
Estábamos todos, mi familia , Rafael y yo, en el cuarto pegado al curato. Por el tragaluz vimos una bota que caminaba por la barda del tejaban. Era un policía que intentaba entrar al interior de la casa.

-¡Déjennos en paz, aquí está una familia, nosotros no somos del plantón, gritó Tere! Escuchamos un impacto de cuerno de chivo contra la pared y el policía rodó por el tejaban cayendo adentro del curato.

Ya casi eran las doce del día y el más pequeño de mis hijos lloraba de hambre. Arrastrándome llegué al estante de mi tiendita y tomé un bote de leche. La balacera afuera continuaba.

                                                                   III.
Se había quedado a dormir arriba del kiosko, el tropel y los carros de policías llegando y disparando en la boca-calle, le hizo tomar su arma y desde ahí, bajó contestando a los invasores. Corrió hasta la casa de Ma´ Gonche; tenía que hacerlo, sabía que eran pocos los compañeros que estaban de guardia esa mañana. Al llegar al tamarindo que estaba enfrente, algo caliente le penetró la espalda. Alcanzó a llegar a la puerta y tocó. Estaba herido a la altura del hombro; sus parientes intentaban auxiliarlo, la hemorragia era intensa. El Reparador -su primo político-,le abrió la puerta, no hizo caso de la herida de Faki; tomó una silla y atisbando por arriba de la puerta, disparó con precisión su beretta 380. En la azotea de su vecino, otro ex-militar también accionaba con mucho tino una 9 milímetros.

-Rommi y su familia fueron desalojados de su casa, por otro grupo de policías estatales,con su hermano Jorge-Licha y sus hijos. Bajaron queriendo salir por el corral de la casa de Vito Manzo, su vecino. Intentaba desatar un mecate que amarraba una puerta de fierro viejo del corral que dividía las propiedades. Nervioso, no atinaba a deshacer el nudo, mientras su hermano, su cuñada, sobrinos; mujer e hijos esperaban. Un policía los veía desde arriba en  la cocina de Silvia, donde defacaba.

-¡Quítate carnal! -gritó Jorge-Licha a Rommy-, tirando de una patada la puerta. Salieron a la Cuauhtémoc, casi frente a la casa de don Daniel Reynoso.  A unos metros velaban el cuerpo de Ma´ Píndola Acevedo. Los dolientes y la poca gente que les acompañaban en el velorio; sólo escuchaban las descargas de todo tipo de armas.

Ya eran las 6 de la mañana, los policías del estado copaban el perímetro del primer cuadro del pueblo, dejando libre únicamente el lado norte de la calle Florencio Villarreal.

Faki sabía que si llegaba a la patrona por la parte de atrás de la casa podría sobrevivir. Los policía se dieron cuenta que alguien de los perredistas se había metido ahí, pero ninguno de ellos lo vio más.

Tres mujeres embozadas salieron abrazadas de aquella casa, doblaron a la izquierda y subieron hacía el templo de la loma; lo tenue de la luz no permitió ver a los del gobierno, que "una de ellas", iba sangrando.  

                                        IV.
-¡Sáquela compadre, ahí está debajo de la llanta de su carro!-me dijo mi compadre El Gato, cuando terminó la batalla-.
-No compa, sáquela usted si quiere.. 
Los policías observaban discretamente hacía la Nissan y esperaban -para inculparme-, a que yo sacara la escopeta vieja de la liga roja. Jamás lo hice.

¡No te voy a dejar aquí! -me dijo mi mamá-. Voy a ir preocupada, vamonos a México a vender el tamarindo y sirve que me acompañas. Obedecí y compré los boletos en la terminal de autobuses Estrella Blanca, que estaba frente a la casa. Saldríamos por la noche.
Noriega el comandante del operativo de desalojo me vio salir y abordar el autobús con mi madre. Interpretó que yo iba huyendo.

-De aquí se le disparó al gobierno.
-¿Y? -le preguntó al comandante mi tía Isaura.
-El dueño de esta camioneta es perredista...
-¡Aquí todos sómos perredistas comandante! Eso no quiere decir que todos hayan matado. ¡Para lo limpio no se necesita jabón!

-Sabemos que el dueño de este vehículo participó. Hay una escopeta debajo de la llanta de esta camioneta y me voy a llevar el carro consignado. Deme la llave, allá lo reclaman en Chilpancingo.

-No sea ridículo comandante, -dijo el mayor médico militar J.J, Gómez-, mi compadre no dispara ni en defensa propia; la escopeta la pudo meter cualquiera; el garage es abierto.  Las llaves no se le van a dar. Abra el carro si quiere llevárselo, pero tomaré nota de todo lo que tiene adentro y usted va a responder por lo que se pierda.
-Con la ambición en los ojos, Noriega violó la chapa del carro con un desarmador y se llevó mi Nissan.

-¿Es usted? -me preguntó un licenciado de la procuraduría en Chilpancingo, mostrándome un foto-montaje de un tipo parecido a mi, apostado en la azotea de mi casa; con una escopeta. Esa foto también circulaba ya en la revista proceso del 15 de marzo de ese año; sólo que la que me mostraban parecía ser "original"-.
 -No.-contesté-.
-¿Conoce esta arma?-y sacó una vieja escopeta amarrada con una liga roja-.
-No.
Esta bien me dijo y me dio las llaves de mi carro, fui al estacionamiento donde la tenían y vi que faltaba el autoestéreo. Quería reclamarlo pero mi madre me calló.
-¡Vamonos! -me dijo.
 Llegámos a Aquel Cruz Grande a las cuatro de la tarde.

-Quiero que le pases en la narices a ese comandante, -me ordenó-. Obedecí y me paré con mi Nissan un rato frente al comandante Noriega. Mi madre lo miró fijamente. El  policía no le sostuvo la mirada, se levantó de su banca de madera y se metió a la comandancia.

Por la noche tomábamos con Rafael unas cervezas en el Osmi, frente a mi casa.
-Pos si usted sabe que le matamos policías échenos presos... -Le dijo Rafael al comandante Noriega que había entrado a cenar. Tomó una mesa frente a nosotros para -claramente-, intimidarnos.

-¿Y yo para qué quiero presos políticos?-nos dijo con una sonrisa macabra-. Rafa tragó saliva y apagó el cigarro con el zapato.
-¡Vámonos Tito! dijo nervioso...

A los verdaderos PERREDISTAS.
Joaquín Ignacio.
Nicolás Pérez.
"La Changa".
"El Repa"
"Mayto".
César Abelardo Ramírez Ramos.
Dr. Bertoldo Martínez Cruz.
Y... a todos aquellos que enseñaron al pueblo a luchar por la dignidad y la libertad de Cruz Grande.


(Eliseo Juárez Rodríguez).

viernes, 5 de mayo de 2017

NO TODO ES JARIPEO EN LA FERIA. TAMBIÉN HAY CULTURA.

Siguen los festejos en honor a la santa cruz en el marco de la feria. Este es el reporte gráfico.

De Ciudad Altamirano. Mucha calidad de bailarines. Hermosos cuadros los que presentaron.


Reconocimiento. Aunque hubiera sido mejor que hubiesen estado las autoridades como la presidenta, fueron  reconocidos por el párroco Daniel.


Interactuáron con la gente, bailaron con el público.

Regalaron  hermosos sombreros y pan calentanos. Aquí estoy luciendo el mío.

Gustavo siempre en los grandes eventos. Bailó y alcanzó pan, sombrero y olla.

Las guapas calentanas...¡qué bellas son!

Bonitas y luciendo su traje típico...más.

El público feliz.

La directora del ballet. Cuatro años trabajando con los jóvenes de Ciudad Altamirano. Ojalá y vengan el año próximo para que usted que no los vio tenga oportunidad de verlos.