"Aquel Cruz Grande" (D.R.) 2015.

IDEA,DISEÑO,IMÁGENES, TEXTOS Y REALIZACIÓN:
ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ.
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*Derechos Registrados (2015). protegidos a favor del autor.

lunes, 1 de mayo de 2017

AQUEL CRUZ GRANDE EN LOS AÑOS DE LA GUERRA SUCIA...

"En esa sierra bonita,
(en donde se da el café),
Se escucha un grito de alerta:
!Ya me lo secuestré!"

"El secuestrador"
Efraín Méndez.
Grupo Caribe.


Era el año de 1973,  el periódico sensacionalista convulsionaba a través de la bocina con el carro en marcha la tranquilidad de Aquel Cruz Grande.
-¡Lo secuestraro, pide 3 millones de pesos por el comerciante!, ¡Fue Lucio Cabañas véa! ¡Lo secuestraro! ¡Pide tres millones y que libere a los presos políticos, véa, aquí está la informació!

Unas semanas despúes el mismo carro ofrecía la información de un periódico de cuatro páginas.
-¡Lo mataro, lo mataro! ¡El rico comerciante Francisco Sánchez fue ajusticiado por la brigada campesina de Lucio Cabañas!, ¡Sus hijos no quisiero pagar el rescate y lo mataro!

Aquellos tiempos eran tiempos de represión, en los retenes cualquiera que pareciera sospechoso podía quedar detenido y con tantita mala suerte ya no regresar a su casa.

-¿Porqué me van a detener?
-Porque compones corridos...
-¿Y eso es delito?
-No, pero mientras ¡ya te chingaste!

De esa forma tan arbitraria desapareció el compositor de corridos Rosendo Radilla el 25 de Agosto de 1974, entre Alcholoa y Cacalutla teniendo como testigo a su menor hijo.

En Aquel Cruz Grande siendo sede del 48 batallón de infantería la represión se manifestaba amedrentando a la población en general. En cualquier lugar los militares hacían gala de su autoridad y muchas veces bajo cualquier pretexto pateaban e insultaban a los cruceños, haciéndolos sentir extraños en su propia tierra, también  era común que cualquier soldado razo se sintiera sultán en cualquier antro, quitándole a los parroquianos el derecho a divertirse por las noches. A golpes e insultos los corrían de las cantinas y bares. Si alguno se resistía corría el peligro de ser levantado por el llamado rondín. Pronto la población civil buscó la manera de vengarse de aquellas humillaciones y los castrenses que solían confiarse demasiado caminando solos por las calles de Aquel Cruz Grande, eran atacados y golpeados salvajemente, enfureciendo aún más al alto mando, que interpretaba aquello como un conato de levantamiento de futuros guerrilleros.



La rivalidad entre la población civil y los guachos era un secreto a voces y se ventilaba "sanamente" en los ámbitos deportivos. Fue así como la selección de fútbol de Aquel Cruz Grande con esos pioneros del balompié irritaban al coronel y a los oficiales que impotentes ante la superioridad deportiva, tenían que tragarse el orgullo en cada gol de los cruceños. Pero ante la habilidad y el buen juego de los lugareños, los militares intentaban con entradas criminales amedrentar a Pico, Colo y compañía. Recordamos en especial a un sargento de aspecto nazi,  de 1.8O de estatura, de piel blanca, que con patadas arteras trataba inútilmente de frenar a la delantera cruceña. Alguna vez este mismo equipo de futbol del 48 batallón se presentó en nuestra escuela a disputar un partido contra el equipo de la ETA 106. Era el mejor momento futbolístico de Poncho Bibiano, Noél Díaz, -entre otros-, pero el que se robó el show por la banda izquierda fue mi compañero Javier Bernal Gallardo apodado por nosotros como "Guillo" o "Lámbala". Sus tremenedas galopadas y sus potentes cañonazos de zurda fueron un rejón para el temible defensa trogoldita pelirojo de los militares. Varias de sus entradas eran verdaderamente criminales pero la juventud y habilidad de Javier; le alcanzaron para quitarse golpes y contestar con goles y más goles, hasta llegar a 6 anotaciones en que anotó o puso pases.

A esta triste época de mi estado se le llamó "La Guerra Sucia". La manera ilegal como los militares detenían, torturaban y desaparecían de manera forzada a cualquiera que les pareciera guerrillero; fue catalogada precisamente como eso: una guerra sucia. Encontrar a Lucio Cabañas Barrientos a como diera lugar y acabar con la guerrilla era el propósito a cualquier costo.

La historia completa de este capítulo negro de nuestro México seguramente usted ya la conoce. Lucio Cabañas fue un auténtico revolucionario, reconocido tiempo después por los mismos militares que lo habían desacreditado llamándolo bandido común. La guerrilla de Lucio fue una lucha apoyada por el pueblo y su final se debió quizá al error de querer seguir peleando en la sierra de Guerrero que para 1974 ya estaba totalmente cercada. Lucio Cabañas ya había prendido la mecha en regiones importantes del norte y sur del país. La confianza de tener como rehén a Rubén Figueroa Figueroa fue el principio del fin de su lucha armada.

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