"Aquel Cruz Grande" (D.R.) 2015.

IDEA,DISEÑO,IMÁGENES, TEXTOS Y REALIZACIÓN:
ELISEO JUÁREZ RODRÍGUEZ.
*Queda prohibida cualquier reproducción total o parcial, del material escrito o gráfico, sin el consentimiento de su editor.
*Derechos Registrados (2015). protegidos a favor del autor.

sábado, 30 de julio de 2016

ÁLBUM DE ORO DE LA MÚSICA TROPICAL.

"Los Inolvidables".  De izquierda a derecha: Andrés Gallardo, Tobías Jacinto, Venancio, Manuel Juárez -compositor-, Demetrio Gallardo, "Carnita", Manuel Juárez y Tomás Maganda.

Tomás Maganda y "Los Símbolos" de Chautengo de Aquilino Marcial, con ellos integrando la fila de abajo: Gustavo Campos Chula.

Camisa tipo cazadora, de cuatro bolsas y pantalón "acampanado". Era la moda de los años 70. Cuanto más ancha fuera la campana mucho que mejor. Caminábamos "barriendo el piso", con un gran peine en la bolsa trasera del pantalón, el "tiro" era "abiquinado". La tela favorita era una gruesa y rígida llamada terlenka.

GRITOS Y EXPRESIONES CASI...CÉLEBRES.

Arriba: Chepo, Canalla, Joe, Veintidos, Godofredo, Pinolillo,
Abajo: Armando, Juana Felipe, Camocha, Cañedo, Vázquez.
Un baile de navidad de 1975, en el centro de la cancha pública- jardín-.
1.-¡VIVA DIOS Y LA PINTURA!
HONORIO.
2.-¡TOY BOTADO Y ME TAS´ DANDO!
"MAISTRO FIDEL".
3.-¡NO SOY HIJA DE PÁJARO NALGÓN!
FLORENTINA M. RODRÍGUEZ.
4.-¡CORRECTO! (DIJO REYNOSO CUANDO LE ROBARON EL RELOJ).
DOMINIO PÚBLICO.
5.- ¿ASÍ? ¡MÁS ME AMARRAS!
ARMANDO RAFAELA DELGADO.
6.-¿CÓMO LE HAGO?
"MONTOYA"
7.-¡JUUUUUULIA GALLARDO!
POPULAR.


 





viernes, 29 de julio de 2016

DON PEDRO Y LOS PISTOLEROS DE LA COSTA...

"El Zanatón". Una leyenda de la Costa Chica. Cheque usted la personalidad y estatura  física.

"La gente dice que soy el muñeco de la ciudad
La gente dice que soy el muñeco de la ciudad
Porque soy negro, negrito con la cara colorá
Porque soy negro, negrito con la cara colorá". 

Boby Valentín.
 

Don Pedro era todo un personaje de Aquel Cruz Grande, irradiaba tanta simpatía que hasta los más temibles pistoleros de la costa chica cedían ante sus ocurrencias festejando -entre dientes-sus bromas.

Don Pedro se auto nombraba "el muñeco de la ciudad", cuando se encontraba alegre por los efectos de algún licor. Un día, se hizo presente en una especie de convención en el barrio de Caridad municipio de San Marcos; ahí se reunieron los más afamados gavilleros de la región. La casa del Zanatón era la sede de aquel convivio sui géneris.

Cuando Don Pedro llegó a la reunión, uno que otro pistolero dijo incómodo.
-Híjooole, ya llegó Pedro, ya se dañó la cosa...!
-¡Buenas tardes señores! dijo a todos el cruceño  recién llegado, a los que ya se encontraban en la mesa departiendo la barbacoa blanca, rociada con abundantes mezcales y cerveza.

Todos aquellos hombres mal encarados, contestaron el saludo con una sonrisa fingida pero cortés.
-¡Qué pasó Pedro, qué bueno que veniste chingao!-dijo su amigo el Zanatón-.¡Tómate una cerveza conmigo!
-¡Claro hombré, si a eso vine!
-¡Salud Pedro!, dijo el Animal desde la cabecera principal de las mesas.
-¡Salud, Gerardo! -dijo Don Pedro-, al temido pistolero Sanmarqueño (que era famoso por matar por la simple desgracia de que alguien le pareciera feo).

Alegres pasaron las horas entre los repetidos brindis y conversaciones sobre gallos de pelea y negocios que despedían fuerte olor a pólvora; cuando Don Pedro, visiblemente emocionado, pidió la palabra para decir una salutación a los héroes de la bala.
-Pedro, no la vayas a regar-, le dijo el Zanatón-.
-¡No tengas cuidado hombré! -le contestó "el muñeco..." que inició su discurso así, con voz suavemente modulada, pero segura y firme.

-¡Hooombres valientes..!, ¡Hooombres que no conocen el miedo..!, ¡Hooombres que se matan cara a cara..!

Sonaron las palmas y los balazos al aire celebrando las palabras de Don Pedro, todos los pistoleros habían sido halagados en aquel mensaje espontáneo. El ágape continuó con más bebidas, más camarones al mojo de ajo, más botanas y más queso de prensa para aquellos siniestros personajes. Después de una hora, Don Pedro chocó la cuchara contra su vaso, ahora rebosante de mezcal de pechuga

-¡Amigos, por favor pongan atención que voy a decir unas palabras!
-¿Otra vez? Ya Pedro, ya hablaste, y -lo hiciste muy bien-.
-¡Déjame cabrón!, ¡Quiero hablarles a mis amigos!

-Déjenlo que hable hombré-dijo Gerardo-.

Don Pedro se paró tambaleándose y carraspeando, comenzó su nuevo discurso.
¡Hooombres guerrilleros!, ¡Hooombres violadores...! ¡Hooombres forzadores de hombres..!

Los amigos de la bala ya no aplaudieron; tratando de retomar sus conversaciones intentaron no darse por aludidos; pero finalmente ante las carcajadas del Zanatón, todos terminaron celebrando las ocurrencias de la simpatía irresistible de "El muñeco de la ciudad"...








jueves, 28 de julio de 2016

LAS PRIMERAS ORQUESTAS DE AQUEL CRUZ GRANDE- DON DELFINO CASIANO Y SU "DIOS NUNCA MUERE"...





"Cuando mi voz, cerca de ti escuches; 
piensa morena que a ti te canto.
Porque aunque lejos, de ti me encuentre,
piensa que mi alma; lo que pretende,
cerca de tu alma, por siempre estar"


"Piensa Morena"
Autor: Josué.
Intérprete: Friends Show.
Canta: Tomás Maganda.


Las orquestas de  los años 50 y parte de los 60 en Aquel Cruz Grande eran: "La Platanera" de los hermanos Casiano; -llamada así porque en el domicilio y la colonia de esta agrupación musical se  almacenaba y distribuía localmente ese fruto-.
"La Bocotera", -apodada de esa manera por los árboles de bocote que distiguían al barrio en que se les ubicaba y que integraban el clán de los Pavón- integrantes de esa orquesta.

Ya a mediados de los años 60, surgió con fuerza Delfino Casiano+ y su orquesta "Dios Nunca Muere". Esta organización musical conformada en su mayoría por los hermanos Casiano y reforzada por Candido y su trompeta de oro y los saxofones de Coronel y Magallón de Copala, sonaban realmente bien. La orquesta del maestro Delfino era la favorita en casi todos los eventos como bodas y bailes populares de la Costa Chica.

Con la llegada de la década de los 70´s, emerge el monstruo del trópico: Acapulco Tropical con su primer disco causando furor; primero a nivel estado y luego proyectándose de manera espectacular a niveles -incluso-,  internacionales. Por aquellos años agrupaciones como Los Baby´s cobraban por actuación la escandalosa suma de 25 mil pesos, cifra que fue pulverizada por el conjunto guerrerense que llegó a cobrar hasta 80 mil pesos por show, algo verdaderamente inaudito dada la cuestionada calidad musical de los interpretes de "Cangrejito Playero" y muchos éxitos más.

El repentino éxito de Acapulco Tropical, abrió los ojos de las agrupaciones musicales de Costa Grande e inmediatamente surgió el legendario Grupo Caribe con Gonzálo Ramírez y compañia. De pronto nacieron conjuntos al por mayor como Los Sonidos Alegres, La Rebelión, Los Magallones, Los Brillantes de Costa Grande, Los Cometas de Guerrero, Los Polifaceticos de Mazatlán, etc, grabando en sellos comerciales de prestigio como Musart, Polydor, R.C.A y CBS por mencionar unos cuantos.


En nuestro pueblo mientras tanto, en el año de 1974 nacía "La Perla de Guerrero" un conjunto tropical rudimentario de escasa calidad y equipo musical, que sin embargo inspiró al desaparecido Tobías Jacinto, -un técnico en electrónica- a aprender a ejecutar empíricamente el acordeón y, -después el teclado- y  fundar "Los Inolvidables" que en sus inicios, estaban compuestos por: Bernardino Anicasio-un virtuoso guitarrista-, Manuel Juárez, -timbales-,Bernardino Martínez "Carnita" -batería-, Demetrio Gallardo, -bajista-, Andrés Gallardo- -animador y segunda voz- y la sorprendente voz de un jovencito regordete, de pelo ondulado, de nombre Tomás Maganda.

La primera vez que vi actuar a Los Inolvidabels, fue en un baile de clausura en la escuela primaria Josefa O. de Domínguez y al escuchar las interpretaciones musicales en la voz de Maganda, me dejó una grata impresión ya que tenía registros vocales de buen nivel y un color de voz tropical que no demeritaba al interpretar música romántica. Tomás Maganda fue por mucho tiempo una voz respetada por sus colegas e incluso fue llamado a formar parte de Friends Show ya en la época de los 80´s. Con la agrupación del señor Juan Rendón; Tomás Maganda alcanzó el cenit de su carrera musical y vivió sus mejores momentos como cantante, llegando a grabar acetatos que alcanzaron buenas ventas a nivel región.

En Abril de 2012, tuve la oportunidad de promover un homenaje a Tomás Maganda cuando ya estaba retirado del mundo de la música. La gente que acudió al zócalo del pueblo a ver aquel programa en su honor, lo escuchó cantar, le aplaudió como en sus mejores momentos y uno que otro entusiasta subió a darle un abrazo sincero de admiración en reconocimiento espóntaneo a su talento y a la voz, con que muchos se enamoraron bailando en alguna boda o fiesta.

Tomás Maganda, el de la voz Inolvidable fue llamado a integrar los coros celestiales hace algunos años. Vaya para él nuestro cariño y los recuerdos de su voz tropical. Gracias por los buenos momentos, Tomás Maganda.


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¡NUESTROS QUERIDOS PERSONAJES DE LA CALLE!

*

















A continuación les platico una serie de anécdotas de los personajes que por años han hecho las delicias de chicos y grandes en nuestro pueblo. Como algunas están transcritas tal y como se dijeron; por respeto a quién no le guste el lenguaje obsceno, favor de saltarse hasta donde dice: Blanquillo.


"Mamada".
Un tipo descomunalmente alto y de tez blanca, barbado y bonachón, llegado en los años 40 a Aquel Cruz Grande. Procedente del estado de Jalisco había integrado las filas de una partida militar. Le gustó tanto nuestro pueblo que se quedó con nosotros para siempre. La leyenda popular que circulaba entre la gente decía que el jalisquillo dormía en el panteón, no tenía nada de mítica: era verdad.

"Mamada" descansaba por las noches en el cementerio, pues afirmaba que no había lugar más seguro que el Campo Santo para dormir tranquilamente; quiza su estado permanentemente etílico le proporcionaba la serenidad para pernoctar en ese sitio.

Era común verle a todas horas, por las calles polvorientas sin camisa y sin zapatos. Con el pantalón amarrado con un mecate en lugar de cinturón y en la mano un cuarto de tequila Sauza  gritaba versos pícaros que llegaban hasta los oídos más castos de los habitantes de Aquel Cruz Grande.

¡Por esta calle derecha, 
pasó un caballo tordillo 
y tu hermana lo lazó
con los...!

¡Todas la mujeres tienen,
 en el pecho una granada;
y más abajito tienen,
 el retrato de Mamada!

"Cucho".
Copalteco de nacimiento fue por muchos años parte del paisaje de los años 70. Era la diversión de todos mis amigos de la primaria, Cucho, un personaje cantinflesco que jamás perdía la galanura aún a pesar de no bañarse nunca, ni cambiar su eterna camisa blanca manga larga estampada con flores; su pantalón negro de vestir y sus zapatos amarillentos que alguna vez habían sido blancos. Una cerrada barba y los ojos cemicerrados completaban aquella imágen del borrachito ocurrente que los chiquillos buscabamos perturbar a la salida de la escuela.
Era del dominio popular una desafortunada anécdota en que un día, cruzando el río de Copala con su mamá, al ver que la señora se levantaba la falda conforme iba subiendo el nivel del agua, le dijo:
-¡Mama!, ¡No te levantes la falda que la chingada! ¡No ´tas viendo que te puedo...!


Blanquillo.
Una tarde Gus, pidió un raid para ir a ver a su hermana en Acapulco; no faltó quien lo dejara en 
Las Cruces.
Al llegar ya casi era de noche y no sabia como ir a casa de Dorly. Se le ocurrió preguntar a quién pasaba.
-Oye ¿Tu no sabes donde vive Dorly, mi hermana?
-No, pero si me dices la colonia y su dirección tal vez te pueda ayudar...
-¿Voy a creer que no sabes? ¡Vive en una casa amarilla..!

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NOTITAS AL PASTOR. *

Por: Cheo.


"Calma Chicha".
Parece que la ola de violencia se ha detenido por un momento; ojalá y así se mantenga por mucho tiempo. Al momento de escribir estas líneas y desde hace un par de meses que no hemos lamentado hechos de vendettas y cosa por el estilo. Leémos y conocemos de la situación en que viven otros lares pero que se sepa; aquí en Cruz Grande, todo está -por el momento-en paz. Así sea.

Verano sin vacacionistas.
Cambiaron los tiempos. Hace mucho que en las vacaciones veraniegas nuestros estudiantes y profesionistas en general ya no vienen a su terruño a pasar la temporada. Hoy en día los estudiantes quizá se quedan en los lugares donde residen a buscar algún empleo eventual que les permita hacerse de algún recurso; mientras que los que pueden, prefieren los afamados destinos turísticos de nuestro país. "Con su pan..."

"La fuente se ha secao; las azucenas están marchitas..."
De un tiempo a la fecha, los jardines y demás ornamentaria municipal se encuentra descuidada; vemos las palmas de la avenida secándose; la fuente del jardín se encuentra en el abandono y las plantas y prados están marchitos. Hacemos un llamado a nuestra ciudadana presidente municipal para que instruya a su personal y se atienda el caso. Gracias.

Villo.
El popular Virgilio o "Villo" -como le conocemos-, ha abandonado su chamba por cuestiones ajenas a su voluntad. Usted sabe que él siempre asistió a su empleo todos los días sin faltar uno solo. Pues déjeme le comento que lo atropelló un vehículo una mañana realizando sus labores de recolección de basura en la avenida Cuauhtémoc. Se trató de un accidente pero sufrió al parecer una fractura que mantiene postrado a nuestro querido "compadre". Trataremos de localizar donde está, para saber más acerca de su recuperación.

Lluvias.
La temporada de lluvias ha sido buena a secas. Fuertes calores y chubascos repentinos nos acompañan en Cruz Grande como en estos momentos.

"Lo que el cruceño quiso decir..."
1.-"Ese maistro no sirve; ya no lo busques".
"Ese albañil no sirve; ya no lo emplees".

2.-"Esa planta es de adornato"
"Esa planta es de ornato".

3.-"No exaberes"
"No exageres" 

4.-Ahí estaba "la crema en nata de la sociedad"
"Ahí estaba la crema y nata..."

Casi listo. 
El campus universitario de la UAGro, se encuentra casi listo, quizá en este mismo arranque del nuevo ciclo escolar lo veámos funcionado. Sendos y flamantes edificios adornan el otrora paisaje del mar de verdura en la salida rumbo a Ayutla. Bienvenidos sean los nuevos universitarios.

Todo sereno. 
Cuídense paisanos y gracias por leernos.


















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miércoles, 27 de julio de 2016

ECOS DE AQUEL CRUZ GRANDE...*



Uno de los hechos que marcaron mi vida en la niñéz, fue el que a continuación les voy a compartir.
Lo recuerdo como si hubiese sucedido ayer.

Fui con una moneda de un peso a la tienda a comprar un kilo de grapas para arreglar el corral de la huerta de Las Marías, sólo tenía ocho años; era una tarde lluviosa de agosto.

Aquella gran tienda parecía estar a punto de la quiebra; los grandes estantes de madera lucían casi vaciós. Llegué y apenas si alcanzaba a ver a traves del mostrador, no había nadie.
Toqué tres veces con la gruesa moneda sobre el mostrador y grité.

-¡Quiero!, ¡Quiero!, ¡Quiero...!

Una fuerte detonación se escuchó en la trastienda. Después de un largo silencio: gritos y lamentos desgarradores; la bella joven Remedios de tan sólo 16 años, decidió quitarse la vida inexplicablemente, regresé a la casa de mi mamá grande, impactado. Eran los años 60, una tarde trágica en la vida de Aquel Cruz Grande.
Fue una de las épocas más tristes de mi infancia, aquella que pasé al lado de mi Mamá Grande.
Por situaciones ajenas a ella, mi madre nos dejó por unos meses en la casa de mi abuela en la calle Cuauhtémoc.

¡Qué difícil es vivir sin la presencia de una madre, sobretodo en la edad en que más se necesita!
En mi caso fueron los días más tristes y junto a los recuerdos del Internado Morelos en Chilapa, son dolorosas imágenes que aunque superé, jamás voy a olvidar.

Con aquellas lluvias intensas se me antojaba comer unas enchiladas acompañadas del champurrado que vendía doña Valeria Jacinto, en el corredor de la casa de Don Vito Manzo, también me atormentaban el aroma de los tacos y tostadas de Doña Nanda; porque la comida en casa de Mamá Grande, -que era escasa y mala-, era acompañada de regaños y reprimendas. Por las tardes extrañaba la figura de mi mamá y añoraba los dulces y las galletas de la tiendita que teníamos en la calle de Florencio Villarreal, antes de que nos sacaran de ese domicilio. Era necesario estar ahí pues no teníamos dónde vivir y mi mamá se encontraba buscando donde nos rentaran o prestaran una casa. Y sólo dios sabía que si nos sacaban de la casa de donde estábamos era para darnos otra mejor.

Quiso el señor  favorecernos con una gran bendición: había quedado sóla la casa que ocupaba el ex-presidente y médico de profesión Humberto Mayo; esta propiedad era de Don Ernesto Salomón y fue su viuda doña María Pérez quién gentilmente le prestó y -después le vendió- a mi mamá, la casa que habitaríamos para siempre.

Ya teníamos uno o dos años viviendo en el nuevo domicilio, la venta de cerveza nos ayudaba notablemente y en la famosa feria de mayo o en diciembre las altas ventas de Superior "la rubia de categoría", significaban una comisión que permitía a mi madre invertir en la compra de tamaríndo y jamaica; sin embargo; no teníamos la seguridad de tener una casa propia.

Una mañana un personaje querido y familiar nuestro, de gran poder económico en toda la región, llegó a la casa; eran las siete y escuchábamos las noticias de la RCN de Acapulco.

-¡Hijaaá, hijaá!
-¡La mano, tío!, ¡Buenos días! ¿En qué le puedo servir?
-Hijá...¿tu de casualidad no sabes dónde vive María Pérez en Acapulco?
Doña Rufi sabía el domicilio de María Pérez, la propietaria de la casa, pues cada mes le llevaba la renta a su domicilio en el puerto, pero la inteligencia que le caracterizaba le aconsejó no revelar la dirección a su tío.

-No tío, lo siento, no la sé...
-Mira hijá, cuando venga o la veas, dale mi recado: ¡me urge hablar con ella!
-Sí tío, no tenga usted pendiente, así lo haré...
Mi madre, esperó con paciencia que mi tío abuelo se retirara y de prisa tomándo su rebozo, se apresuró al crucero para viajar en ese mismo rato al Puerto.

-¿Qué deseas Rufiniana, a ver dime qué es lo que quieres?- le preguntó a mi madre, Óscar Alonso, un empresario español joven que representaba los intereses de la cervecería Cuauhtémoc en el gran depósito que aún existe en la calle Ejido del puerto de Acapulco-.

-Vine a decirte que ya no voy a vender cerveza, van a comprar la casa...
-¿Y porqué no la compras tú?
-¿Y yo conqué la compro Óscarito..?
-¡Vamos hombre, que cuanto te cuesta!
-Quieren cincuenta mil pesos...
-Súbete al carro-le dijo el empresario a mi mamá. Era un LTD negro que en aquellos años poseían sólo los potentados.

Llegando a la sucusal de Banco Mexicano del sur, en el zócalo porteño, el español entró al interior del banco y de la caja principal, tomó personalmente un fajo de billetes de cincuenta mil pesos y a través del cristal le dijo a mi mamá.
-Toma Rufiniana, y... que dios nos ayude.

La compra de aquella casa fue una gran sorpresa para otro acaudalado del pueblo, un rico ganadero que esperaba pacientemente a que le fueran a ofrecer la propiedad; él también confiaba en que nadie -excepto el tío de mi madre y él-, tenían el dinero suficiente para comprar aquella casa en el centro del pueblo, pero dios quiso que fuera para nosotros sin tener un sólo centavo para comprarla..

Con aquella buena suerte y las ventas de cerveza en la feria de Mayo y Diciembre se incrementaron de manera sustancial. Todo el mundo quería estar en nuestro restaurant, mientras esperaban al obispo para confirmar o bautizar o disfrutar simplementede la feria, bailando con Los Magallones.


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martes, 26 de julio de 2016

DOÑA MARCIANA: LA MAESTRA DE TODOS.*

1965. La maestra Marciana Ramírez, atendía a los padres -y madres solteras-que llevaban a sus hijos por primera vez a la escuela primaria sin pasar por un jardín de niños, -que en Aquel Cruz Grande, inexplicablemente años antes había cerrado sus puertas, y fue hasta mediados de los años 60 que se fundó el que ahora conocemos como Jovita Delgado de Abarca Alarcón-.

-"Aquí le traigo a mi hijo maestra Marciana; le pido que por favor lo enseñe a leer y a sacar cuentas; trátelo como si fuera su hijo y si no le obedece, le autorizo a que le dé sus buenos azotes..."

Doña Marciana Ramírez. La maestra de todos.
-¿Estás escuchando lo que dice tu papá? -nos preguntaba la maestra-, a quien con mucha admiración y respeto veíamos por vez primera-.
Si no pones atención y andas jugando cuando este dando la lección...mira...-y mostraba a manera de advertencia, una ramita de tamarindo sin hojas-.
Ándale pues, toma tu lugar allá con los demás, ahorita voy para allá. -Decía mientras despedía al padre o tutor-.

Los niños de Aquel Cruz Grande, algunos con una silla traída de casa, nos integrábamos a la clase en silencio; otros chamacos ya trabajaban -algunos en el suelo-, con su  Silabario de San Miguel, lápiz y cuaderno de 20 hojas grapado; comprados en la mercería de Doña Bella; eso era todo el material que requería la maestra para enseñarnos a leer.

Ese era el primer día de clases en que la maestra lo mismo nos enseñaba las primeras letras y atendía a los padres -que con con algún retraso-, iban a "echar a sus hijos a la escuela".

De tez morena, cabello entrecano largo, alta y rostro apacible; infundía un total respeto, pues al momento de llamar la atención a los desobedientes; utilizaba con gran soltura la mano derecha para recetar los azotes necesarios; mientras que con la izquierda sostenía el libro de texto con que daba la lección.

"El panadero hacia pan,
pan de dulce, pan de sal,
rosquitas para los niños
que lo veìan hacer pan.

Todo el pueblo lo miraba
hacer el pan cotidiano,
pan de dulce, pan de sal
pan de nubes con azùcar,
cuernos de luna con sal.

Todo el pueblo de decìa: 
-Don Domingo, ya està el pan?-
Don Domingo les decìa:
-Lo estoy poniendo a dorar.-

Don Domingo estaba manco,
con una mano hacìa el pan,
la otra la tenìa prendida
de milagrito un altar.
Los domingos iba a misa,
era devoto al rezar.
-Santa Madre de los cielos,
cùando lo podrè olvidar...-."

Los que pasaban a "dar la lección" y leían por lo menos deletreando, recibían un "muy bien" de parte de la maestra, quiénes no lo hacían;  recibían la advertencia de "le voy a decir a tu mamá que no pones atención" y, en el trasero una "fresca caricia" de la ramita "pelona" de uno de los dos tamaríndos que estaban frente a nuestra escuela.

Así, por muchos años, nuestra querida e inolvidable maestra, trabajó año con año, enseñando a todo aquel que se acercaba a su escuela primaria. Su herramienta de trabajo eran sus conocimientos elementales de aritmética y lengua nacional; sus materiales didácticos: un viejo pizarrón, gis y... una ramita fresca -a la que le quitaba las hojitas-, cortada todos los días de los frondosos árboles de tamarindo. 

Doña Marciana fue maestra de mis padres y de muchas generaciones en Aquel Cruz Grande, gracias a ella, muchos salieron de las tineblas de la ignorancia y se hicieron profesionistas.

De aquellos años a la fecha ¡cuánto hemos cambiado! 
Los padres ya no dan al maestro esa potestad para ayudar a los mentores a trabajar con sus hijos; hoy, se le advierte: "cualquier maltrato a mi hijo y lo denuncio ante las autoridades".

Quién nunca cambió fue el gobierno federal, que sigue dando al maestro una gran responsabilidad, con las mismas desventajas -en los lugares de la montaña y zonas rurales sobretodo-; de la maestra Marciana; sin valorar la labor fundamental de nuestros queridos profesores.

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lunes, 25 de julio de 2016

"LOS GALLARDO" EMBAJADORES DE LA MÚSICA CRUCEÑA...*

 

Son  Vicente, Eduardo y Humberto Gallardo; son parte de ese clan que no sólo conserva nuestra música, sino que da muestras de la versatilidad de su talento en el plano internacional.

Para buscar horizontes más amplios, nuestros paisanos han recorrido la legua, hasta convertise en auténticos trotamundos. Vicente y Humberto como parte del ballet internacional de México, han visitado Japón en dos ocasiones y su estadía en las tierras del sol naciente ha sido por tiempo considerable.
Hoy se encuentran de vacaciones en su pueblo visitando a sus familiares y amigos.

"Hemos tenido la suerte de trabajar en diferentes cuadros artistiscos auspiciados por el gobierno de nuestro país en Argentina, Colombia, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, etc, donde con mucho gusto representamos a México con nuestra música en festivales folklóricos de gran importancia como el de Viña del Mar".

Actualmente Humberto es director artístico del grupo "Nuevo Acapulco", que legalmente registrado trabaja en la unión americana con gran éxito. Lalo nos describe con emoción su participación -junto a otros grupos-, en un festival en Chicago ante más de 30 mil personas. "Tuvimos que subir al escenario escoltados por el personal de seguridad, las chicas nos pedían autografos y fotos. Con esa buena impresión me quedé unas semanas más en esa urbe, pero después del concierto nadie me pelaba, -nos comenta con buen humor-."

Para el blog  Aquel Cruz Grande, es un honor compartirles el orgullo de que los Gallardo pongan siempre en alto el nombre del pueblo que los vio nacer. Aquí, les dejamos el link de su actuación para el canal 34 de los Ángeles California.

https://www.youtube.com/watch?v=0FjmBqOGq


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"EL SABOR CRUCEÑO" ¿QUÉ COMER EN CRUZ GRANDE?

Pensando en los paisanos que viven aquí o vienen a vacacionar y quieren salir a comer; el blog se dio una vuelta por los lugares que ofrecen el mejor servicio y por supuesto, la mejor comida. Un servicio más de nuestro blog...



 "Doña Soco".
Carretera Pinotepa Nacional- Acapulco, Km, 101.

Es por mucho, la mejor comida típica de la Costa Chica. Nadie le da ese sabor y sazón a la comida cruceña como su propietaria Doña Socorro Mejía. Un lugar preferido por la gente de Cruz Grande y muchos pueblos más. El exquisito "aporreadillo" o salpicón que sirve este restaurant, es un platillo que degustan desde hace mucho, famosos personajes de la política guerrerense como es el ex-gobernador Ángel Aguirre, -por sólo citar un caso-. Doña Soco tiene un menú variado, netamente cruceño, como son: el mole de puerco y pollo, el bistek, etc, acompañados por tortillas de mano.Un lugar agradable y fresco que cuenta además con un pequeño salón para eventos sociales.

Costo por persona: $75.00 con refresco.*




"Las Palomas".

"Palomazos de sabor"
Carretera Cruz Grande Ayutla. Kim. 1.















Un lugar nuevo que está ganando muchos adeptos por la calidad y sabor de la comida típica cruceña es "Las Palomas". El novedoso servicio de buffett con ricos y variados platillos, acompañados de exquisita pastas, ha recalado con éxito en la comunidad cruceña. Por una módica cuota, el comensal puede probar y comer todos los platillos que quiera, con tortillas de mano. Cuenta además con servicio de Bar. Su propietario, nuestro amigo Carlos Gallardo Gallegos, les atenderá personalmente. Se lo recomendamos ampliamente.  

 Costo por persona: $50.00. -sin refresco-.*




*Precios antes del último gasolinazo.

domingo, 24 de julio de 2016

CAMPEONES DEL JARIPEO...¡LOS VALEDORES, ÚNICOS JINETES INVICTOS! *

-¡Toma mi caballo y móntalo!- le dijo Abel a Fermín.
-¿Y tu qué vas a hacer Vale?
-Le voy a montar a ese toro, -contestó mientras le cortaba crin a  la cola de su cuaco, para amarrar la espuela de charro e impedir que dieran vuelta-.
El toro que estaba en centro del corral era temido y peligroso, ya llevaba buen rato en espera de ser montado y el jinete que había prometido subirlo, se indispuso al verlo de cerca.

Era el 3 de mayo, era la feria, el corral del jaripeo lucía pletórico y las muchachas más bonitas del pueblo estaban en el palco; Abel se subió al burel, nunca había sido derrotado en toda su vida de montador; apretó las manos bajo el pretil y esperó a que soltarán al animal que furioso, se levantó para arrancar velozmente reparando con bravura. La música de viento hacía más emocionante la monta.

Para Abel eran momentos eternos y la adrenalina lo hacía disfrutar el peligro que pasaba, al montar aquel animal que seguía reparando con violencia queriendo quitárselo de encima. 
Después de una vuelta completa al redil, el toro cruzó velozmente en diagonal aquel terreno buscando salida. Al llegar a la puerta el astado intentó saltar los gruesos postes de la cerca. En un segundo intento el toro logró salvar el corral, ante un ¡aahhhh...! estentóreo del público, que vio al valiente jinete, todavía montado en el  lomo del animal, caer con el burel al librar el obstáculo. La gente agradeció con vivas y aplausos aquel gesto de arrojo y valor de Abel Manzanarez García, que nunca se soltó y que al llegar todavía montado al legendario Arrollo de los novios* ser auxiliado por los jinetes de a caballo, saltó del astado terminando exitosamente aquella espectacular monta. Hasta él, llegaron Don Felipe Gatica y Don Rúben Farfán organizadores del jaripeo, para felicitarlo y llevarlo al centro del corral. Los jóvenes amigos del Vale, lo llevaban a hombros. Vio con emoción cómo desde el palco, las muchachas le lanzaban besos.

Fermín Manzanarez: "El Vale". Además de jinete, es especialista en  hacer su famosa barbacoa "de pozo"....
Abel Manzanarez...Tablajero. Un gran aficionado al baile. Ejecuta el danzón con mucho estilo.

"Dos tipos de cuidado" Fermín y Abel Manzanarez. De admirable temple; propio de los Manzanarez- García. Los queridos Valedores.



Nos sirve esta anécdota de Don Abel Manzanarez García, para reconocer a quiénes por muchos años brindaron al público las emociones del jaripeo, sin recibir un sólo centavo por arriesgar la vida. Era la época romántica de montar por "amor al arte". 
Los hermanos Abel y Fermín Manzanarez, llegaron a finales de los 50´s a Aquel Cruz Grande y se integraron a la vida del pueblo.
Fueron jinetes en su natal Santa Cruz, municipio de Tepecoacuilco, Gro. En aquellos años su fama trascendió de manera notable en las plazas de aquella región, donde fueron admirados al grado de que hace unos años fueron reconocidos por las autoridades de Tepecoacuilco como Jinetes Invictos y Campeones del Jaripeo. En especial Abel Manzanarez es reconocido en aquellas tierras por ser creador de un suerte temeraria-que nadie la hace ya-, y que consistía en saltar del lomo, al cuello del toro en plena monta al mismo tiempo que cruzaba las piernas para sujetarse, y quedar con la vista hacia la parte trasera del astado. No conocieron la caída en ninguna plaza y en ningún jaripeo; quizá su secreto fue que en su carrera de jinetes no probaban una gota de alcohol. El Blog les rinde homenaje en vida y les reconoce haber brindado tantas emociones, sin esperar una recompensa. Larga vida a los Valedores y... gracias por las emociones. 

*Se le conocía como "Arroyo de los novios" por ser lugar -invariablemente elegido-donde se citaban las parejas para emprender la famosa "huida" con "fines" matrimoniales, ya que después de tal acontecimiento se solicitaba el "parecer" -especie de opinión o visto bueno- de los padres de la novia, en que también -llegado el caso de recibir la aprobación - se fijaba la fecha de la boda.

*Si te gustan las historias de Aquel Cruz Grande ve al archivo del blog, que se encuentra en la parte de abajo.

EL ÁLBUM DE ORO DE AQUEL CRUZ GRANDE...



El templo parroquial de la Santa Cruz a finales de los 50´s. Un documento gráfico de gran importancia. Así era Aquel Cruz Grande.
Tío Pelucho, su esposa...y gentes queridas de Aquel Cruz Grande...
La cancha pública. Así quedó por muchos años, después de ser destruída inexplicablemnte por un presidente municipal en 1972
Fiestas de clausura...

Un ramillete de cruceñitas de Aque Cruz Grande en "La Loma", donde hoy está edificado el templo.






jueves, 21 de julio de 2016

¡ÉNTRENLE CABRONES, AQUÍ ESTÁ EL PUEBLO! *


-No pasa nada -me dijo Mario "Cuca"-. Unos polecias motorizados llegaron a la casa de Florencio Felipe, pero nada de qué preocuparse; duérmete Tito.
Le vendí unos alas azules y cerré mi ventana, eran las 11 de la noche. 
Encendí la tele y me dispuse a ver ¡Mala Noche No! con Verónica Castro. En media hora apagué la caja idiota y me acosté. Un sueño placentero se apoderaba de mi, pensando en el hermoso rostro de Martha y sus ojos café; en sus hermosas y torneadas piernas; en aquella breve cintura, en su juventud que había hecho mía.
Oí a los  perros en la calle, pelear alguna sobra de comida. Escuché la lejana carcajada de Huevo en el fondo de la calle de Manuel Basave y me entregué a Morfeo.

Leopoldo se despertó con la boca seca; La garganta le pedía a gritos un trago de agua fría. Se levantó sin que su mujer se enterara; había cantado rolas de Los Ángeles Negros, con Juvenal y Ticho; hasta las dos de la mañana, tomando cerveza.

Caminó vacilante y buscó en la oscuridad con los pies descalzos, los huaraches que estaban debajo de la mesa de la cocina. Su perro "el negro", se paró, lamiéndolo y sacudiéndose las pulgas.

Bebió ávido, salió al patio y adivinó la hora. "Ya son las cinco y media" (se dijo), cuando el estallido de los cohetes en el templo del pueblo, le dio la razón-. Una nueva y poderosa descarga sacudió el silencio de la mañana cruceña. "Ora sí se le pasó la mano con los cohetes a Las Conchitas, -pensó, mientras se lavaba la boca y la cara, en la pila de agua.

Abrió el viejo ropero y sacó su camisa blanca para trabajar. Sus pequeños hijos dormían plácidamente; ni el estruendo de los cohetes mañaneros los habían inquietado. Salió de su casa y tomó la calle principal.

Todo parecía sereno, todo estaba como todas las madrugadas.

Pasó frente a mi casa y vió al Viejo Dorantes tirado "dormir la mona", sin advertir que yacía sobre un charco negruzco de sangre casi coagulada.
El plantón perredista que se manifestaba en contra de Pedro Vargas Nava y su aparente triunfo electoral, para presidente municipal,  estaba en calma aparente. Los niscomes de nixtamal y pozole, bajo el enlonado estaban igual que siempre. Vio unos Sillones Acapulco, que nadie ocupaba; tenían cobertores colocados como para confundir a quién viera de lejos el plantón, para hacer creer que los perredistas dormitaban en ellos. 
Siguió caminando y atravesando la plaza; volteó hacía la patrona y se persignó, pidiendo la bendición a la cruz.

-¡Tú eres del plantón, eres de los revoltosos!-Le dijo el comandante tomándolo sorpresivamente por cuello, en la esquina de la casa del Dr. Ángel Octavio Molina Gallardo.
-¡No señor, yo voy a trabajar soy chofer de una camioneta de pasaje!
-¡No te hagas pendejo, vienes de allá, del plantón!
-¡No señor yo vengo de mi casa, voy al crucero...!
¿Qué dijiste? ¡Ya los hice pendejos!,
¡Chapulín!,-dijo gritándole a uno de sus policías-. ¡Écha a este pendejo a la camioneta de los dijuntos, que duerma un rato con ellos, hasta que venga a darle su balazo!
Chapulín obligó a Polo a acostarse boca-abajo en medio de los muertos.
-¡Abrácelos puto, a ver si como es, para andar de revoltoso es para acompañar a los dijuntos!- dijo el policía mientras echaba la llanta de refacción encima a Leopoldo.

 -¡Yo no soy del plantón señor, yo soy chofer y tengo un cuñado que es comandante de la motorizada, se llama José Cristiano!
-¡Cállese culero!- y Chapulín le enterró la culata del rifle en la mano a Polo.
"Nunca debí levantarme de mi cama", (pensó Leopoldo), al darse cuenta que los cohetones no eran de Las Conchitas en la misa de las seis y media; que en realidad eran las fuerzas del estado intentando desalojar a los perredistas que tenían en su poder al ayuntamiento.
Cuando le quitaron la llanta, la sangre -aún caliente-, de otros difuntos que ya tenía encima, le empapaba completamente la espalda y el abdomen.

-¡Te salvaste cabrón! Ya habló por radio, mi comandante José Cristiano. ¡Levántate y lárgate, más vale que digas la verdad, porque si no te voy a encontrar donde te metas y te lleva la verga!


II.

Lo vi correr hacía el asta bandera a través de una rendija de la celosía en mi casa. Era un policía gordo y moreno de pelo indio y nariz ancha, se intentaba parapetar atrás del monumento y atacar desde ahí, a los perredistas que estaban en la galera del ayuntamiento, antes de llegar, recibió la descarga de la escopeta de La Mona, que hizo el primer blanco desde mi Nissan, estacionada en el garage abierto de mi casa . Su pesado cuerpo quedó boca-abajo con un brazo extendido del que brillaba una pulsera de oro. Uno de sus segundos, un joven policía -que lo cubría-, se tiro al piso y pecho a tierra, avanzó tocando la esclava de oro, queriendo quitar la joya a su comandante: se quedó quieto, también fue sorprendido por la escopeta de La Mona, quedando los dos como saludándose de mano, como despidiéndose macabramente.

-¡Éntrenle hijos de la chingada, aquí está el pueblo cabrones! -gritaba una templada voz cruceña desde la galera que albergaba el ayuntamiento al tiempo que contestaba las ráfagas de R-15, con una escopeta recortada, pero con el coraje de quién defiende lo suyo.

-¡Óra sí, nos llevó la chingada!, mi mama me lo decía..!
-¡Cállate cabrón, ni pareces hombre! - le dijo uno de los líderes viejos a Millo Baylón, uno de los más jóvenes -casi un niño-, que llorando se arrinconó en una esquina de la galera-. Con el pantalón húmedo y visiblemente sucio de excremento, se lamentaba pensando que iba a morir.  

La Mona desde la  Nissan seguía dando concierto de balas y su admirable arma amarrada con una liga roja gruesa, sonaba e impactaba, desconcertando a los policías que no ubicaban desde donde atacaba.

-¡Ábreme Tito, soy yo, tu primo, La Mona! 
Una bala de R-15 que desperdigó esquirlas frente a mi, me hizo retroceder y retirarme de la puerta. Corrí hacía los cuartos del fondo; los impactos ahora se escuchaban contra la pared de mi casa: habían ubicado la escopeta de La Mona.
Subí a la azotea. Rafael el gerente de Somex-que era mi inquilino-, estaba sentado en la cama de su cuarto escuchando el concierto de balas, en actitud de espera resignada.

El cura del pueblo, Agustín Quiñonez salió a llamar a misa de manera temeraria sin medir consecuencias. Sus campanadas nos confundieron a Rafa y a mi, haciéndonos creer que el combate había terminado: una ráfaga violenta sacudió las paredes del templo. Allá a lo lejos, en el barrio de Playa Larga, en la capilla de Lourdes o Lurdes- que de ambas maneras suele y puede decirse-; alguién en el cerrito, contestó con más campanadas el llamado de Quiñonez, -estas campanadas sí,- arengando al pueblo a defender a los que estaban en el plantón.

-¡Rafa ya se fueron los policías, se retiraron! -le dije-. Caminamos los dos hacia la bardita de la azotea para ver hacia la calle, vi hacía el fondo de la Cuauhtémoc solitaria. Todo parecía en calma.

-¡Cuidado, arriba, en la casa amarilla! -alcancé a ver que gritaba uno de los cuicos que estaba escondido frente a la casa de los Gatica-. Levanté los brazos en señal de paz, retirándome agachado hacía el cuarto del fondo.

-Hay que bajarnos a las habitaciones del primer piso-, dijo Rafa.
Estábamos todos, mi familia , Rafael y yo, en el cuarto pegado al curato. Por el tragaluz vimos una bota que caminaba por la barda del tejaban. Era un policía que intentaba entrar al interior de la casa.

-¡Déjennos en paz, aquí está una familia, nosotros no sómos del plantón, gritó Tere! Escuchamos un impacto de cuerno de chivo contra la pared y el policía rodó por el tejaban cayendo adentro del curato.
Ya casi eran las doce del día y el más pequeño de mis hijos lloraba de hambre. Arrastrándome llegué al estante de mi tiendita y tomé un bote de leche. La balacera afuera continuaba.

III.

Se había quedado a dormir arriba del kiosko, el tropel y los carros de policías llegando y disparando en la boca-calle, le hizo tomar su arma y desde ahí, bajó contestando a los invasores. Corrió hasta la casa de Ma´ Gonche; tenía que hacerlo, sabía que eran pocos los compañeros que estaban de guardia esa mañana. Al llegar al tamarindo que estaba enfrente, algo caliente le penetró la espalda, alcanzó a llegar a la puerta y tocó. Estaba herido a la altura del hombro; sus parientes intentaban auxiliarlo, la hemorragia era intensa. El Reparador su primo político, no hizo caso de la herida de Faki; tomó una silla y atisbando por arriba de la puerta, disparó con precisión su beretta 380, en la azotea de su vecino, otro ex-militar también accionaba con mucho tino una 9 milímetros.

-Rommel Calderón y su familia fueron desalojados de su casa por otro grupo de policías estatales,con su hermano Güero Licha y sus hijos. Bajaron queriendo salir por el corral de la casa de Vito Manzo su vecino.
Intentaba desatar un mecate que amarraba una puerta de fierro viejo del corral que dividía las propiedades. Nervioso, no atinaba a deshacer el nudo. Un policía los veía desde arriba en  la cocina de Silvia, donde defecaba.

-¡Quítate carnal! -gritó Güero Licha a Rommel-, tirando de una patada la puerta. Salieron a la Cuauhtémoc, casi frente a la casa de don Daniel Reynoso,  a unos metros, velaban el cuerpo de Ma´ Píndola Acevedo. Los dolientes y la poca gente que les acompañaban sólo escuchaban las descargas de todo tipo de armas.

Ya eran las 6 de la mañana, los policías del estado copaban el perímetro del primer cuadro del pueblo, dejando libre únicamente el lado norte de la calle Florencio Villarreal.

Faki sabía que si llegaba a la patrona por la parte de atrás de la casa podría sobrevivir; los policía se dieron cuenta que alguien de los perredistas se había metido ahí, pero ninguno de ellos lo vio más.
Tres mujeres embozadas salieron abrazadas de aquella casa, doblaron a la izquierda y subieron hacía el templo de la loma; lo tenue de la luz no permitió ver a los del gobierno, que "una de ellas", iba sangrando.  

IV.
-¡Sáquela compadre, ahí está debajo de la llanta de su carro!-me dijo El Gato, cuando terminó la batalla-.
-No compa, sáquela usted si quiere.. 
Los policías observaban discretamente hacía la Nissan y esperaban -para inculparme-, a que yo sacara la escopeta vieja de la liga roja; jamás lo hice.

¡No te voy a dejar aquí! -me dijo mi mamá-, voy a ir preocupada, vamos a México a vender el tamarindo y sirve que me acompañas. Obedecí y compré los boletos en la terminal de autobuses Estrella Blanca, que estaba frente a la casa. Saldríamos por la noche.
Noriega el comandante del operativo de desalojo me vio salir y abordar el autobús con mi madre; interpretó que yo iba huyendo.

-De aquí se le disparó al gobierno.
-¿Y? -le preguntó al comandante mi tía Isaura.
-El dueño de esta camioneta es perredista...
-¡Aquí todos sómos perredistas comandante, eso no quiere decir que todos hayan matado, para lo limpio, no se necesita jabón!
-Sabemos que el dueño de este vehículo participó, hay una escopeta debajo de la llanta de esta camioneta y me voy a llevar el carro consignado, deme la llave, allá lo reclaman en Chilpancingo.

-No sea ridículo comandante, -dijo el mayor médico militar José de Jesús González Estrada-. Mi compadre no dispara ni en defensa propia; la escopeta la pudo meter cualquiera; el garage es abierto.  Las llaves no se le van a dar; abra el carro si quiere llevárselo, pero tomaré nota de todo lo que tiene adentro y usted va a responder por lo que se pierda.
-Con la ambición en los ojos, Noriega violó la chapa del carro con un desarmador y se llevó mi Nissan.

-¿Es usted? -me preguntó un licenciado de la procuraduría en Chilpancingo, mostrándome un foto-montaje de un tipo parecido a mi, apostado en la azotea de mi casa, con una escopeta. Esa foto también circulaba ya en la revista proceso del 15 de marzo de ese año; sólo que la que me mostraban parecía ser "original"-.
 -No.-contesté-.
-¿Conoce esta arma?-y sacó una vieja escopeta amarrada con una liga roja-.
-No.
Esta bien me dijo y me dio las llaves de mi carro, fui al estacionamiento donde la tenían y vi que faltaba el autoestéreo. Quería reclamarlo pero mi madre me calló.
-¡Vamonos! -me dijo.
 Llegamos a Aquel Cruz Grande a las cuatro de la tarde.
-Quiero que le pases en la narices a ese comandante, -me ordenó-. Obedecí y me paré con mi Nissan un rato frente al comandante Noriega. Mi madre lo miró fijamente. El  policía no le sostuvo la mirada, se levantó de su banca de madera y se metió a la comandancia.

Por la noche tomábamos con Rafael unas cervezas en el Osmi, frente a mi casa.
-Pos si usted sabe que le matamos policías échennos presos... -Le dijo Rafael al comandante Noriega, que había entrado a cenar. Tomó una mesa frente a nosotros para -claramente-, intimidarnos.

-¿Y yo para qué quiero presos políticos?-nos dijo con una sonrisa macabra-. Rafa tragó saliva y apagó el cigarro con el zapato.
-¡Vámonos Tito! dijo nervioso...

A los verdaderos PERREDISTAS.
Joaquín Ignacio.
Nicolás Pérez.
"La Changa".
"El Repa"
"Mayto".
César Abelardo Ramírez Ramos.
Dr. Bertoldo Martínez Cruz.
Y... a todos aquellos que enseñaron al pueblo a luchar por la dignidad y la libertad de Cruz Grande.

*Si te gustan las historias de Aquel Cruz Grande ve al archivo del blog, que se encuentra en la parte de abajo.

¡ÉNTRENLE CABRONES, AQUÍ ESTÁ EL PUEBLO! *

I . Polo.

-No pasa nada -me dijo Mauro "Cuca"-. Unos polecias motorizados llegaron a la casa de Florencio Felipe, pero nada qué preocuparse; duérmete Tito.
Le vendí unos alas azules y cerré mi ventana. Eran las 10 de la noche. 
Encendí la tele y me dispuse a ver ¡Mala Noche No! con Verónica Castro. En media hora apagué la caja idiota y me acosté. Un sueño placentero se apoderaba de mi pensando en el hermoso rostro de Bertha y sus ojos café, en sus hermosas y torneadas piernas; en aquella breve cintura, en su juventud que había hecho mía. Oí a los  perros en la calle, pelear alguna sobra de comida; escuché la lejana carcajada de un borracho en el fondo de la calle de Manuel Basave y me entregué a Morfeo. Afuera, los perredistas del plantón, apagaron sus aparatos de sonido y sus fogatas.

Leopoldo se despertó con la boca seca; la garganta le pedía a gritos un trago de agua fría. Se levantó sin que su mujer se enterara. Había cantado rolas de Los Ángeles Negros con Juvenal y Ticho hasta las dos de la mañana, tomando cerveza y platicando de todo.
Caminó vacilante y buscó en la oscuridad con los pies descalzos los huaraches que estaban debajo de la mesa de la cocina. Su perro "el negro", se paró, lamiéndolo y sacudiéndose el polvo y las pulgas.

Bebió ávido, salió al patio y adivinó la hora. "Ya son las seis" -se dijo-, cuando el estallido de los cohetes en el templo del pueblo, le dio la razón-. Una nueva y poderosa descarga sacudió el silencio de la mañana cruceña. "Ora sí se le pasó la mano con los cuetes a Las Conchitas, -pensó, mientras se lavaba la boca y la cara, en la pila de agua.

Abrió el viejo ropero y sacó su camisa blanca para trabajar en el servicio de transporte mixto . Sus hijos pequeños dormían; ni el estruendo de los cohetes mañaneros los habían inquietado. Salió de su casa y tomó la calle principal.
Todo parecía sereno, todo estaba como todas las madrugadas.
Polo ya caminaba por la avenida Florencio Villarrreal, se acercaba al zócalo del pueblo.
Pasó frente a mi casa y vió al Viejo Dorantes tirado "dormir la mona", sin advertir que el borrachín del pueblo,  yacía sobre un charco negruzco de sangre casi coagulada.
El plantón perredista que se manifestaba en contra de Pedro Vargas Nava y su aparente triunfo electoral, para presidente municipal,  estaba en calma aparente. Los niscomes de nixtamal y pozole, bajo el enlonado estaban igual que siempre. Vio unos Sillones Acapulco, que nadie ocupaba; tenían ponchos y almohadas, para confundir a quién viera de lejos el plantón; para hacer creer que los perredistas dormitaban en ellos. 
Siguió caminando y atravesando la plaza. Voltéo hacía la enorme cruz del pueblo y se persignó, pidiendo la bendición.

-¡Tú eres del plantón, eres de los revoltosos!-Le dijo el comandante tomándolo sorpresivamente por el cuello, en la esquina de la casa del Dr. Ángel Octavio.
-¡No señor, yo voy a trabajar soy chofer de una camioneta de pasaje!
-¡No te hagas pendejo, vienes de allá, del plantón!
-¡No señor yo vengo de mi casa, voy al crucero...!
-¿Qué dijiste? ¡Ya los hice pendejos!, ¡Chapulín!,-dijo gritándole a uno de sus policiás-. ¡Echa a este pendejo a la camioneta de los dijuntos, que duerma un rato con ellos, hasta que venga a darle su balazo!
El policía lo acostó boca-abajo en medio de los muertos.
-¡Abrácelos puto, a ver si como es, para andar de revoltoso es para acompañar a los dijuntos!-dijo mientras echaba la llanta de refacción encima a Leopoldo.
 -¡Yo no soy del plantón señor, yo soy chofer y tengo un cuñado que es comandante de la motorizada, se llama José Cristiano!
-¡Cállese culero!- y Chapulín enterró la culata del rifle en la mano de Polo.
"Nunca debí levantarme de mi cama", -pensó Leopoldo-, al darse cuenta que los cohetones no eran de Las Conchitas para la misa de las seis y media; eran las fuerzas del estado intentando desalojar a los perredistas que tenían en su poder al ayuntamiento. 
Cuando le quitaron la llanta, la sangre -aún caliente-, de los difuntos, le empapaba completamente la espalda y el abdomen.
-¡Te salvaste cabrón! Ya habló por radio, mi comandante José Cristiano. Levántate y lárgate, más vale que digas la verdad, porque si no te voy a encontrar donde te metas.


II. La Mona.

Lo vi correr hacía el asta bandera a través de una rendija de la celosía de la ventana de mi casa. Era un policía gordo y moreno de pelo indio y nariz ancha, se intentaba parapetar atrás del monumento y atacar desde ahí, a los perredistas que estaban en la galera del ayuntamiento. Antes de llegar, recibió la descarga de la escopeta de La Mona, que hizo el primer blanco desde mi Nissan, estacionada en el garage abierto de mi casa . Su pesado cuerpo quedó boca-abajo con un brazo extendido del que brillaba una pulsera de oro. Uno de sus segundos, un joven policía -que lo cubría-, se tiro al piso y pecho a tierra, avanzó tocando la esclava de oro, queriendo quitar la joya a su comandante: se quedó quieto, también fue sorprendido por la escopeta de La Mona, quedando los dos como saludándose de mano, como despidiéndose macabramente.

-¡Éntrenle hijos de la chingada, aquí está el pueblo cabrones! -gritaba una templada voz cruceña desde la galera que albergaba el ayuntamiento, al tiempo que contestaba las ráfagas de R-15, con una escopeta recortada, pero con el coraje de quién defiende lo suyo.
-¡Óra sí, nos llevó la chingada!, mi mama me lo decía..!
-¡Cállate cabrón, ni pareces hombre! - le dijo uno de los líderes viejos a Millo, uno de los más jóvenes -casi un niño-, que llorando se arrinconó en una esquina de la galera-. Con el pantalón húmedo y visiblemente sucio de excremento, se lamentaba pensando que iba a morir.  
La Mona desde la  Nissan seguía dando concierto de balas y su admirable arma amarrada con una liga roja gruesa, sonaba e impactaba, desconcertando a los policías que no ubicaban desde donde atacaba.

-¡Ábreme Tito, soy yo, tu primo, La Mona! 
Una bala de R-15 que desperdigó esquirlas frente a mi, me hizo retroceder y retirarme de la puerta. Corrí hacía los cuartos del fondo, los impactos ahora se escuchaban contra la pared de mi casa. Los policías estatales habían ubicado la escopeta de La Mona.
Subí a la azotea y Rafael Cortés, el gerente de Somex- que era mi inquilino-, estaba sentado en la cama de su cuarto escuchando todo, en actitud de espera resignada.

El cura del pueblo, Agustín Quiñonez salió a llamar a misa, de manera temeraria sin medir consecuencias. Sus campanadas nos confundieron a Rafa y a mi, haciéndonos creer que el combate había terminado: una ráfaga violenta sacudió las paredes del templo. Allá a lo lejos, en el barrio de Playa Larga, en la capilla de Lourdes o Lurdes- que de ambas maneras suele y puede decirse-; alguién en el cerrito, contestó con más campanadas el llamado de Quiñonez, -estas campanadas sí,- arengando al pueblo a defender a los que estaban en el plantón.

-¡Rafa ya se fueron los policías, se retiraron! -le dije-. Caminamos los dos hacia la bardita de la azotea para ver hacia la calle. Vi hacía el fondo de la Cuauhtémoc solitaria. Todo parecía en calma.
-¡Cuidado, arriba, en la casa amarilla! -alcancé a ver que gritaba uno de los cuicos que estaba escondido frente a la casa de los Gatica-. Levanté los brazos en señal de paz, retirándome agachado hacía el cuarto del fondo.

-Hay que bajarnos a las habitaciones del primer piso-, dijo Rafa.
Estábamos todos, mi familia , Rafael y yo, en el cuarto pegado al curato. Por el tragaluz vimos una bota que caminaba por la barda del tejaban. Era un policía que intentaba entrar al interior de la casa.

-¡Déjennos en paz, aquí está una familia, nosotros no somos del plantón, gritó mi mujer! Escuchamos un impacto de cuerno de chivo contra la pared y el policía rodó por el tejaban cayendo adentro del curato.
Ya casi eran las doce del día y el más pequeño de mis hijos lloraba de hambre. Pecho a tierra, llegué al estante de mi tiendita y tomé un bote de leche. La balacera afuera continuaba.


III. Faky.

Se había quedado a dormir arriba del kiosko. El tropel y los carros de policías llegando y disparando en la boca-calle, le hizo tomar su arma y desde ahí, bajó contestando a los invasores. Corrió hasta la casa de Ma´ Gonche, tenía que hacerlo, sabía que eran pocos los compañeros que estaban de guardia esa mañana. Al llegar al tamarindo que estaba enfrente del kiosko, algo caliente le penetró la espalda, alcanzó a llegar y tocó. Estaba herido a la altura del hombro, sus parientes intentaban auxiliarlo; la hemorragia era intensa. El sargento conocido como el Reparador era su primo político, le abrió la puerta pero no hizo caso de la herida de Faki; tomó una silla y atisbando por las celosías de arriba de la puerta, disparó con precisión su beretta 380. En la azotea de su vecino, otro ex-militar también accionaba con mucho tino una 9 milímetros.

-En su casa pegado al ayuntamiento, Rommi  Calderón y su familia, fueron desalojados por otro grupo de policías estatales, con su hermano Jorge-Licha y sus hijos pequeños. Bajaron queriendo salir por el corral de la casa de Vito Manzo su vecino. Intentaba desatar un mecate que amarraba una puerta de fierro viejo del corral que dividía las propiedades. Nervioso, no atinaba a deshacer el nudo. Un policía los veía desde arriba en  la cocina de Silvia, donde defacaba.

-¡Quítate carnal! -gritó Jorge-Licha a Rommy-, tirando de una patada la puerta de fierro. Salieron a la Cuauhtémoc, casi frente a la casa de don Daniel Reynoso,  a unos metros velaban el cuerpo de Ma´ Píndola Acevedo. Los dolientes y la poca gente que les acompañaban sólo escuchaban las descargas de todo tipo de armas.

Ya eran las 6 de la mañana, los policías del estado copaban el perímetro del primer cuadro del pueblo, dejando libre únicamente el lado norte de la calle Florencio Villarreal.

Faki sabía que si llegaba a la patrona por la parte de atrás de la casa podría sobrevivir. Los policía se dieron cuenta que alguien de los perredistas se había metido ahí, pero ninguno de ellos lo vio más.
Tres mujeres embozadas salieron abrazadas de aquella casa, doblaron a la izquierda y subieron hacía el templo de la loma; lo tenue de la luz no permitió ver a los del gobierno, que "una de ellas", iba sangrando.  

IV. La escopeta.
-¡Sáquela compadre, ahí está debajo de la llanta de su carro!-me dijo El Gato, cuando terminó la batalla-.
-No compa, sáquela usted si quiere.. 
Los policías observaban discretamente hacía la Nissan y esperaban -para inculparme-, a que yo sacara la escopeta vieja de la liga roja: jamás lo hice.

¡No te voy a dejar aquí! -me dijo mi mamá-, voy a ir preocupada, vamos a México a vender el tamarindo y sirve que me acompañas. Obedecí y compré los boletos en la terminal de autobuses Estrella Blanca, que estaba frente a mi casa. Saldríamos por la noche.
Noriega el comandante del operativo de desalojo me vio salir y abordar el autobús con mi madre; interpretó que yo iba huyendo.

-De aquí se le disparó al gobierno.
-¿Y? -le preguntó al comandante mi tía Isaura.
-El dueño de esta camioneta es perredista...
-¡Aquí todos sómos perredistas comandante, eso no quiere decir que todos hayan matado, para lo limpio no se necesita jabón!
-Sabemos que el dueño de este vehículo participó, hay una escopeta debajo de la llanta de esta camioneta y me voy a llevar el carro consignado, deme la llave, allá lo reclaman en Chilpancingo.
-No sea ridículo comandante, -dijo el mayor médico militar J.J, Gómez-, mi compadre no dispara ni en defensa propia; la escopeta la pudo meter cualquiera; el garage es abierto.  Las llaves no se le van a dar; abra el carro si quiere llevárselo, pero tomaré nota de todo lo que tiene adentro y usted va a responder por lo que se pierda.
-Con la ambición en los ojos, Noriega violó la chapa del carro con un desarmador y se llevó mi Nissan.

-¿Es usted? -me preguntó un licenciado de la procuraduría en Chilpancingo, mostrándome un foto-montaje de un tipo parecido a mi, apostado en la azotea de mi casa, con una escopeta. Esa foto también circulaba ya en la revista proceso del 15 de marzo de ese año; sólo que la que me mostraban parecía ser "original"-.
 -No.-contesté-.
-¿Conoce esta arma?-y sacó una vieja escopeta amarrada con una liga roja-.
-No.
Esta bien me dijo y me dio las llaves de mi carro, fui al estacionamiento donde la tenían y vi que faltaba el autoestéreo. Quería reclamarlo pero mi madre me calló.
-¡Vamonos! -me dijo.
 Llegámos a Aquel Cruz Grande a las cuatro de la tarde.
-Quiero que le pases en la narices a ese comandante, -me ordenó-. Obedecí y me paré con mi Nissan un rato frente al comandante Noriega. Mi madre lo miró fijamente. El  policía no le sostuvo la mirada, se levantó de su banca de madera y se metió a la comandancia.

Por la noche tomábamos con Rafael unas cervezas en el Osmi, frente a mi casa.
-Pos si usted sabe que le matamos policías échenos presos... -Le dijo Rafael al comandante Noriega que había entrado a cenar. Tomó una mesa frente a nosotros para -claramente-, intimidarnos.

-¿Y yo para qué quiero presos políticos?-nos dijo con una sonrisa macabra-. Rafa tragó saliva y apagó el cigarro con el zapato.
-¡Vámonos Tito! dijo nervioso...

A los verdaderos PERREDISTAS.
Joaquín Ignacio.
Nicolás Pérez.
Noel Díaz "La Changa".
"El Repa"
"Mayto".
César Abelardo Ramírez Ramos.
Dr. Bertoldo Martínez Cruz.
Y... a todos aquellos que enseñaron al pueblo a luchar por la dignidad y la libertad de Cruz Grande.

*Si te gustan las historias de Aquel Cruz Grande ve al archivo del blog, que se encuentra en la parte de abajo.